Huellas de Amistad


Había una vez en Sala Roja, un lugar mágico donde los colores brillaban con intensidad y la alegría se respiraba en el aire.

Las hadas, seres pequeños y luminosos, decidieron hacer una visita sorpresa a los chicos que solían jugar allí. Al llegar al lugar, las hadas se encontraron con un silencio inusual. No había risas ni voces de niños jugando. Se miraron entre sí con preocupación, preguntándose qué podría haber pasado.

"¿Dónde estarán los chicos? Siempre están aquí a esta hora", dijo Florinda, la hada de las flores. "Es extraño... ¿Crees que les haya pasado algo?", preguntó Estrellita, la hada de las estrellas.

Las hadas decidieron investigar y recorrer Sala Roja en busca de pistas sobre el paradero de los chicos. Mientras volaban entre los rincones del lugar, descubrieron algo muy curioso: unas huellas gigantes que llevaban hacia el jardín detrás de la sala.

"¡Miren esto! ¡Son huellas enormes! ¿Qué criatura habrá venido por aquí?", exclamó Lucinda, el hada del bosque. "¡Debemos seguir esas huellas y ver a dónde nos llevan!", propuso Valentina, el hada del amor.

Las hadas siguieron las huellas hasta llegar al jardín, donde encontraron a los chicos jugando felices con un perro enorme que resultó ser el responsable de las misteriosas huellas. Los niños estaban encantados con su nuevo amigo animal y no se habían dado cuenta del tiempo que pasaba.

"¡Chicos! ¡Estábamos preocupadas por ustedes! ¡Pensamos que les había pasado algo malo!", exclamó Florinda aliviada. Los niños se giraron sorprendidos al escuchar las voces de las hadas y corrieron hacia ellas emocionados.

"¡Hadas! ¡Miren a nuestro nuevo amigo Rex! Es tan divertido jugar con él!", dijo Martín, uno de los chicos. Las hadas sonrieron al ver la alegría en los rostros de los niños y cómo disfrutaban junto al cariñoso perro Rex. "Qué bueno es tener amigos nuevos...

¡y animals también!", bromeó Estrellita haciendo reír a todos. Así, aquella tarde en Sala Roja se convirtió en una celebración llena de risas, juegos y amistad entre humanos, hadas y mascotas.

Las hadas aprendieron que siempre hay espacio para nuevos amigos inesperados y que lo importante es disfrutar cada momento juntos. Y así fue como aquella visita sorpresa se transformó en una lección sobre la importancia de la amistad y la diversión compartida en un mundo lleno de magia y color.

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