Huerto de Amistad
En el preescolar Juventino Rosas, los niños estaban emocionados por la idea de tener su propio huerto. El sol brillaba intensamente en el cielo azul y una suave brisa soplaba a través del patio de la escuela.
La maestra Marcela les explicó a los pequeños la importancia de cuidar las plantas y cómo podían crecer sus propias verduras. Los niños escuchaban atentamente, con los ojos brillantes de emoción.
-¡Vamos a comenzar nuestro huerto! -exclamó Marcela levantando un par de pequeñas palas y semillas-. ¿Quién quiere ayudarme a preparar la tierra? Todos los niños levantaron la mano emocionados.
Se dividieron en grupos y cada uno tomó una tarea: algunos removían la tierra, otros regaban las plantas que ya estaban creciendo en macetas y otros sembraban nuevas semillas en el suelo recién preparado. Entre risas y charlas animadas, los niños trabajaron juntos con entusiasmo.
Pronto, el huerto empezó a tomar forma con filas ordenadas de plantitas verdes asomando tímidamente desde la tierra oscura. -¡Miren lo que hemos logrado juntos! -dijo Marcela con orgullo mientras observaban su trabajo-. Este será nuestro pequeño rincón verde donde cuidaremos de nuestras plantas y veremos cómo crecen hermosas.
Los días pasaron y los niños se dedicaron con amor al cuidado del huerto. Regaban las plantas, quitaban las malas hierbas y protegían sus brotes tiernos del sol fuerte.
Un día, mientras revisaban sus cultivos, descubrieron algo maravilloso: ¡una zanahoria enorme había crecido bajo la tierra! Los ojos de los niños se abrieron sorprendidos ante semejante hallazgo. -¡Es gigante! ¡Nunca vi una zanahoria tan grande! -exclamó Pedro emocionado. -¡Es increíble lo que podemos lograr trabajando juntos! -añadió Martina sonriente.
Esa tarde, decidieron celebrar su éxito con una merienda al aire libre donde compartieron pedacitos de su zanahoria gigante. Todos estaban felices y orgullosos de su huerto escolar.
A partir de ese día, los niños del preescolar Juventino Rosas aprendieron una valiosa lección: cuando trabajamos en equipo y cuidamos con amor aquello que nos rodea, podemos lograr cosas maravillosas.
Y así, entre risas y juegos bajo el sol radiante, cultivaron no solo verduras sino también amistad y compañerismo en su pequeño pero especial huerto escolar.
FIN.