Hugo el gigante saludable



Había una vez un pequeño pueblo llamado Frutalandia, donde todas las frutas y verduras vivían en armonía. Allí, reinaba la felicidad y el amor por la naturaleza.

En este encantador lugar vivía Hugo el pelos largos, un gigante glotón que solo comía comida chatarra. A pesar de ser tan grande y fuerte, Hugo siempre se sentía cansado y enfermo. Su pelo estaba seco y sin brillo, lo que le hacía sentirse triste.

Un día soleado, mientras paseaba por Frutalandia con su barriga llena de papas fritas y galletitas, Hugo escuchó risas provenientes de un huerto cercano. Decidió acercarse para ver qué estaba pasando.

Al llegar al huerto, Hugo encontró a un grupo de niños jugando entre las plantas llenas de frutas coloridas y verduras frescas. Los niños reían mientras se comían deliciosas manzanas rojas y zanahorias crujientes.

Curioso por saber qué era eso que los niños disfrutaban tanto, Hugo se acercó a uno de ellos llamado Lucas. "Hola Lucas ¿qué están haciendo aquí?"- preguntó Hugo con curiosidad. "Estamos jugando a ser agricultores" - respondió Lucas sonriendo-. "Cuidamos estas plantas para que crezcan hermosas y nos den alimentos saludables".

Hugo quedó asombrado al ver cómo las frutas y verduras crecían sanas en ese huerto tan especial. "¿Y tú también comes esas cosas?"- preguntó Hugo señalando una manzana roja. "¡Claro!"- respondió Lucas-.

"Las frutas y verduras son muy ricas, nutritivas y nos dan mucha energía". Hugo se sintió intrigado por las palabras de Lucas. Decidió probar una manzana y, para su sorpresa, ¡le encantó! La frescura y el sabor dulce lo hicieron sentir vivo.

A partir de ese día, Hugo decidió cambiar sus hábitos alimenticios. Dejó de comer comida chatarra y comenzó a disfrutar de frutas y verduras todos los días. Poco a poco, su pelo empezó a brillar y su energía aumentaba.

Con el tiempo, Hugo se convirtió en un gran defensor de la alimentación saludable en Frutalandia. Organizaba talleres para enseñar a los demás gigantes sobre la importancia de comer frutas y verduras.

El mensaje de Hugo llegó lejos e incluso otros pueblos vecinos comenzaron a seguir su ejemplo. Las tiendas locales empezaron a vender más frutas frescas y verduras del huerto. Frutalandia se convirtió en un lugar aún más hermoso gracias al esfuerzo conjunto por llevar una vida saludable.

Los niños crecían fuertes como árboles, llenos de vitalidad gracias a las maravillosas frutas y verduras que cultivaban. Y así fue como Hugo el pelos largos cambió su vida para siempre al descubrir el poder transformador de las frutas y verduras.

Aprendió que cuidar nuestro cuerpo con alimentos sanos nos llena de energía, alegría y bienestar.

Desde entonces, todos en Frutalandia vivieron felices comiendo deliciosas frutas y verduras cada día mientras celebraban el poder de la naturaleza y el amor por una vida saludable.

FIN.

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