Huguito y Ponchito en el restaurante elegante



Había una vez dos amigos llamados Huguito y Ponchito. Eran inseparables y siempre buscaban nuevas aventuras juntos. Un día, decidieron ir a un restaurante de hamburguesas para disfrutar de una deliciosa comida.

Cuando llegaron al restaurante, se sorprendieron por lo elegante y hermoso que era el lugar. Las mesas estaban bien decoradas con manteles blancos y las sillas eran cómodas. Era un ambiente perfecto para disfrutar de una buena comida.

"-¡Mira, Huguito! ¡Qué lindo lugar!", exclamó Ponchito emocionado. "-Sí, es precioso", respondió Huguito mientras miraba a su alrededor. Se sentaron en una mesa cerca de la ventana y esperaron pacientemente a que les trajeran el menú.

Cuando llegó el camarero, ambos pidieron hamburguesas jugosas con papas fritas crujientes. A medida que esperaban su comida, Huguito recordó algo importante: los buenos modales en la mesa. Pensó en cómo sus padres siempre le habían enseñado a comportarse correctamente durante las comidas.

Decidió compartir esa sabiduría con su amigo Ponchito. "-Ponchito, ¿sabes qué? Creo que sería genial usar buenos modales mientras comemos", dijo Huguito con entusiasmo.

Ponchito miró a su amigo confundido y preguntó: "-¿Buenos modales? ¿A qué te refieres?"Huguito explicó amablemente: "-Los buenos modales son formas educadas de comportarnos en la mesa. Por ejemplo, no hablar con la boca llena, usar los cubiertos adecuados y no hacer ruidos al comer".

Ponchito asintió con la cabeza y dijo: "-¡Entendido! Vamos a poner en práctica nuestros buenos modales". Cuando llegaron las hamburguesas, ambos se aseguraron de cortar pequeños pedazos en lugar de morder directamente. Luego, tomaron sus servilletas y se limpiaron la boca cuando fue necesario.

Mientras disfrutaban de su comida, notaron que algunas personas los miraban con admiración. Parecía que no todos estaban acostumbrados a ver a dos niños comportándose tan bien en un restaurante. Después de terminar sus hamburguesas, Huguito recordó algo más importante: dejar propina para el camarero.

Sabía que era una forma de mostrar gratitud por el buen servicio recibido. "-Ponchito, también deberíamos dejar propina", sugirió Huguito. Ponchito asintió y agregó: "-¡Claro! Es una excelente idea".

Dejaron una generosa propina sobre la mesa y se levantaron para irse del restaurante. Sin embargo, justo cuando estaban saliendo, escucharon un grito desde la cocina. "-¡Ayuda! ¡El cocinero está enfermo!", exclamó uno de los empleados del restaurante.

Huguito y Ponchito intercambiaron miradas preocupadas y sin dudarlo un segundo regresaron corriendo hacia la cocina. Allí vieron al pobre cocinero desmayado en el suelo.

Sin pensarlo dos veces, Huguito tomó su celular y llamó rápidamente al número de emergencias mientras Ponchito sostenía al cocinero para asegurarse de que estuviera cómodo. Los paramédicos llegaron rápidamente y atendieron al cocinero. Pronto, el hombre se recuperó gracias a la rápida acción de Huguito y Ponchito.

El dueño del restaurante, agradecido por su valiente acto, les ofreció hamburguesas gratis por el resto de sus vidas. Pero en lugar de aceptar esa generosa oferta, los dos amigos pidieron una cosa diferente.

"-Señor dueño, nos gustaría que este restaurante organice talleres sobre buenos modales en la mesa para los niños", dijo Huguito con determinación. El dueño del restaurante quedó impresionado por la solicitud de los niños y aceptó encantado. A partir de ese día, el restaurante comenzó a ofrecer talleres gratuitos donde enseñaban a los niños cómo usar buenos modales mientras comen.

Huguito y Ponchito se convirtieron en embajadores del buen comportamiento en la mesa y ayudaron a muchos otros niños a aprender las reglas básicas de etiqueta durante las comidas.

Y así, gracias a su valentía y amabilidad, Huguito y Ponchito no solo disfrutaron de unas deliciosas hamburguesas sino que también hicieron del mundo un lugar mejor enseñando buenos modales en la mesa.

FIN.

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