Humberto y el tren mágico de nieve


Había una vez un niño llamado Humberto que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. El invierno había llegado y todo el lugar estaba cubierto de nieve, haciendo que las calles fueran resbaladizas y peligrosas.

Un día, Humberto decidió explorar su pueblo y encontró un antiguo ferrocarril abandonado. Se acercó a él y vio cómo las ruedas estaban llenas de hielo y nieve. "¡Qué emocionante sería viajar en este tren!", pensó.

Sin embargo, el ferrocarril no funcionaba desde hace mucho tiempo. Entonces, Humberto tuvo una idea brillante: utilizar el césped como lubricante para las ruedas del tren.

Rápidamente corrió hacia el parque cercano, tomó un poco de césped y lo esparció sobre las vías del ferrocarril. Con gran emoción, Humberto subió al tren e imaginó que estaba viajando a través de un volcán en erupción.

A medida que avanzaba por los rieles cubiertos de hierba, sintió la brisa fría acariciar su rostro mientras pasaba por hermosos paisajes llenos de árboles cubiertos de nieve. De repente, el tren se detuvo bruscamente porque había piedras bloqueando el camino.

Humberto bajó del tren y comenzó a quitar las piedras una por una hasta despejar completamente la vía. Al hacerlo, descubrió algo sorprendente: debajo de las piedras había carbón caliente. "¡Esto podría ayudarme a mover aún más rápido al tren!", exclamó Humberto emocionado.

Tomó un poco de carbón y lo colocó en la caldera del tren, haciendo que las ruedas giraran más rápido que nunca. Lleno de alegría, Humberto volvió a subirse al tren y continuó su viaje.

A medida que el tren avanzaba por las montañas nevadas, Humberto notó a algunos pasajeros esperando en diferentes estaciones. Decidió detenerse y permitirles subir para disfrutar del hermoso paisaje juntos.

Pronto, el ferrocarril llegó a un emocionante descenso hacia un embarcadero donde había botes esperando para llevar a los pasajeros hacia los océanos lejanos. Todos se despidieron con una sonrisa mientras descendían por un tobogán gigante desde la montaña hasta el embarcadero. Humberto bajó del tren y se despidió de sus nuevos amigos antes de regresar felizmente a su casa.

Al entrar, vio un hermoso árbol de Navidad decorado en el centro del salón y supo que era hora de celebrar con su familia. Esa noche, durante la cena navideña, Humberto compartió todas sus aventuras con entusiasmo.

Su familia estaba asombrada y orgullosa de él por haber encontrado soluciones creativas para superar los obstáculos en su camino.

A partir de ese día, Humberto entendió que no importa cuán difícil parezca una situación, siempre hay una manera de resolverla si usamos nuestra imaginación y trabajamos juntos. Desde entonces, dejó atrás sus pesadillas nocturnas porque sabía que tenía dentro de sí mismo la capacidad para enfrentar cualquier desafío.

Y así, Humberto aprendió que la vida es como un emocionante viaje en tren. A veces habrá obstáculos en el camino, pero si somos valientes y creativos, siempre encontraremos una manera de superarlos y llegar a nuestro destino con una sonrisa en el rostro.

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