Ifis y la lección de amistad


Había una vez en un hermoso bosque encantado, dos criaturas mágicas llamadas Ifis y Anaxárate.

Ifis era un hada de cabellos dorados y ojos brillantes como el sol, mientras que Anaxárate era un duende travieso con una risa contagiosa y ojos verdes como las hojas de los árboles. Desde que se conocieron, Ifis quedó prendada del encanto y la alegría de Anaxárate. Pasaban horas juntos explorando el bosque, jugando entre las flores y riendo sin parar.

Sin embargo, lo que Ifis no sabía era que Anaxárate solo la veía como una amiga querida, ya que su corazón pertenecía a otra criatura del bosque: la hada Liria.

Un día, mientras paseaban por el claro del bosque, Ifis reunió todo su valor y le confesó a Anaxárate sus sentimientos: "-Anaxárate, desde que te conocí mi corazón late más fuerte por ti. ¿Podrías ser mi compañero en esta aventura llamada amor?".

Anaxárate se sintió abrumado por las palabras de Ifis. Con tristeza en sus ojos, le respondió: "-Ifis, eres una amiga maravillosa y te aprecio mucho, pero mi corazón le pertenece a Liria. Espero que puedas entenderlo". Ifis sintió su corazón romperse en mil pedazos.

Trató de contener las lágrimas y asintió con tristeza. A pesar del dolor que sentía en su interior, decidió aceptar la situación con valentía y madurez.

Los días pasaron y Ifis trató de superar su amor no correspondido manteniéndose ocupada con sus tareas como hada guardiana del bosque. Sin embargo, su luz interior comenzaba a desvanecerse poco a poco.

Una noche oscura y fría, mientras volaba entre los árboles con melancolía, Ifis escuchó un susurro proveniente de lo más profundo del bosque. Siguiendo la voz misteriosa, llegó a un claro donde encontró a Liria llorando desconsoladamente. "-Liria, ¿qué te aflige tanto?", preguntó preocupada Ifis. Liria levantó la mirada sorprendida al ver a Ifis: "-Oh... Ifis...

Anaxárate me ha confesado que su corazón late por otro ser... no puedo soportar este dolor". Ifís comprendió al instante lo que estaba ocurriendo.

Con ternura acarició el rostro de Liria y le dijo: "-Llorar por un amor perdido es natural; sin embargo debemos recordar lo valiosas que somos cada una por sí misma". Las dos hadas se abrazaron compartiendo su dolor mutuo hasta que el amanecer iluminó el cielo con sus cálidos rayos dorados.

Fue entonces cuando decidieron dejar ir al duende Anaxárate para seguir adelante con sus vidas llenas de magia y propósito.

Con el tiempo, Ifís sanó su corazón herido gracias al apoyo incondicional de Liria y juntas fortalecieron su amistad más allá de cualquier amor no correspondido. Y así fue cómo en aquel bosque encantado dos hadas descubrieron que el verdadero amor reside en el cariño mutuo sincero y en la fortaleza para seguir adelante aún ante las adversidades del corazón.

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