Iñaki y la i mágica



Érase una vez en una aldea indígena en lo profundo de la selva, un niño llamado Iñaki. Desde muy pequeño, Iñaki había descubierto su amor por las letras y las palabras.

Pero lo que más le fascinaba era la letra —"i" . Para él, esa letra tenía algo especial, mágico. Un día, mientras caminaba por el bosque, Iñaki se encontró con un hada diminuta que brillaba con luz propia.

El hada le dijo:"¡Hola, Iñaki! He oído que te encanta la letra —"i" . Tengo algo para ti. "Iñaki, sorprendido y emocionado, siguió al hada hasta llegar a un árbol gigante con hojas en forma de letras del abecedario.

El hada le señaló una rama donde descansaba una reluciente letra —"i" . "Esta es la —"i"  más especial de todas. Si logras superar tres desafíos relacionados con la —"i" , podrás llevártela contigo", explicó el hada. Iñaki aceptó el desafío sin dudarlo.

El primer desafío consistía en encontrar objetos en la selva que comenzaran con la letra —"i" .

Con ingenio y creatividad, Iñaki reunió un montón de cosas: insectos, hojas e incluso ¡un iglú miniatura! El segundo desafío era formar oraciones usando únicamente palabras que tuvieran la letra —"i" . Con concentración y entusiasmo, Iñaki armó frases divertidas y originales que hicieron reír al hada. Finalmente, llegó el tercer desafío: crear una historia donde cada palabra clave empezara con la letra —"i" .

Iñaki se sentó bajo el árbol luminoso y comenzó a narrar:"En un inmenso iceberg vivía un intrépido explorador llamado Iván. Un día decidió emprender un increíble viaje hacia islas inexploradas.

En su travesía se encontró con un inteligente mapache llamado Isidro... "El hada escuchaba atentamente cada palabra de la historia de Iñaki, impresionada por su talento y creatividad. Al terminar su relato, el árbol tembló ligeramente y la brillante letra —"i"  se iluminó aún más intensamente.

"¡Felicidades, Iñaki! Has demostrado ser digno de llevar contigo esta —"i"  especial", anunció el hada mientras colocaba delicadamente la letra en las manos del niño.

Iñaki sintió una cálida energía recorrer todo su ser al sostener aquella preciosa i entre sus manos. Sabía que esa experiencia no solo había sido divertida sino también educativa: había aprendido sobre creatividad, perseverancia y trabajo en equipo.

Desde ese día, cada vez que veía esa i especial brillando en su habitación recordaba el maravilloso día en el bosque y sonreía sabiendo que las letras podían traer magia a su vida si sabía cómo usarlas adecuadamente. Y así continuaron sus aventuras literarias junto a sus amigos del bosque durante mucho tiempo más.

Y colorín colorado este cuento lleno de imaginación ha terminado pero siempre habrá nuevas historias por contar...

FIN.

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