Inclusive Adventures



Había una vez un niño llamado Felipe que vivía en un pequeño pueblo. Felipe era un niño muy especial, ya que tenía una discapacidad física y se movilizaba en silla de ruedas.

A pesar de esto, siempre tenía una sonrisa en su rostro y nunca dejaba que su condición lo detuviera. Un día, Felipe escuchó hablar sobre la inauguración de un nuevo parque de diversiones en el pueblo.

Estaba emocionado por la idea de poder disfrutar de todos los juegos y atracciones, pero también se preocupaba porque no sabía si serían accesibles para él. Felipe decidió ir al parque el día de la inauguración para averiguarlo por sí mismo.

Cuando llegó, se encontró con una sorpresa maravillosa: el parque estaba diseñado pensando en todas las personas, incluyendo aquellas con discapacidades físicas como él. Había rampas especiales para acceder a los juegos y atracciones, así como personal capacitado para ayudar a las personas con necesidades especiales.

Felipe estaba tan feliz que comenzó a dar vueltas por todo el parque probando cada juego y atracción. Mientras disfrutaba del carrusel, conoció a María, una niña muy simpática que también estaba montando en uno de los caballitos.

"¡Hola! ¿Cómo te llamas?" -preguntó María amablemente. "¡Hola! Soy Felipe", respondió él con entusiasmo. "Me alegra verte disfrutar tanto del parque", dijo María. "Sí, es increíble cómo han pensado en todos nosotros aquí", expresó Felipe.

A partir de ese momento, Felipe y María se convirtieron en grandes amigos y comenzaron a recorrer juntos todo el parque. Jugaron en los toboganes, montaron en la montaña rusa y se divirtieron como nunca.

Mientras paseaban por el parque, Felipe y María notaron algo peculiar. Había un grupo de niños que parecían sentirse excluidos de las actividades y juegos. Se acercaron a ellos para averiguar qué sucedía. "Hola chicos, ¿por qué no están jugando?" -preguntó Felipe con curiosidad.

"Es que algunos juegos son muy difíciles para nosotros", respondió uno de los niños tímidamente. "No te preocupes", dijo María con una sonrisa. "Aquí todos somos iguales y podemos ayudarnos mutuamente".

Felipe asintió con entusiasmo y propuso:"¿Qué les parece si formamos un equipo? Así podremos jugar todos juntos y ayudarnos cuando sea necesario". Los demás niños aceptaron emocionados la propuesta de Felipe. Juntos, formaron un equipo donde cada uno tenía habilidades diferentes pero igualmente valiosas.

Comenzaron a divertirse juntos, apoyándose mutuamente e incluyendo a todos en sus juegos. El resto del día fue mágico para Felipe, María y el nuevo grupo de amigos. Aprendieron sobre inclusión, compañerismo y valores importantes como la igualdad.

Al finalizar el día, mientras se despedían del parque de diversiones llenos de alegría, Felipe miró a sus nuevos amigos y les dijo:"Hoy hemos demostrado que todos somos capaces de superar cualquier obstáculo cuando trabajamos juntos.

Gracias por enseñarme lo maravilloso que es el compañerismo y la inclusión". Felipe se fue a casa con el corazón lleno de felicidad y la certeza de que, con un poco de amor y comprensión, todos podemos construir un mundo mejor donde nadie se sienta excluido.

FIN.

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