Ingrid y el País de las Maravillas
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Ingrid que adoraba la naturaleza y soñaba con vivir grandes aventuras. Ingrid era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas experiencias que la emocionaran.
Un día, mientras jugaba en el bosque cerca de su casa, Ingrid se encontró con la Seño Sonia, su querida maestra de jardín.
La Seño Sonia era una mujer amable y sabia que siempre tenía una sonrisa en el rostro y palabras de aliento para todos sus alumnos. "¡Hola Ingrid! ¿Qué haces por aquí?" -preguntó la Seño Sonia con alegría. "Hola Seño Sonia, estaba explorando el bosque en busca de aventuras" -respondió Ingrid emocionada.
La Seño Sonia sonrió y le dijo a Ingrid que tenía algo especial que mostrarle. Sin dudarlo, Ingrid siguió a su maestra hasta llegar a un árbol gigante con raíces mágicas que brillaban bajo el sol.
"¿Qué es este lugar tan maravilloso, Seño Sonia?" -preguntó Ingrid sorprendida. "Este es el País de las Maravillas, un lugar lleno de magia y enseñanzas para aquellos dispuestos a aprender" -respondió la Seño Sonia con misterio.
Intrigada por lo que veía, Ingrid decidió adentrarse junto a la Seño Sonia en este nuevo mundo lleno de colores y criaturas fantásticas. En su camino se encontraron con el Conejo Blanco que les dijo:"¡Corran rápido chicas! El Tiempo está loco hoy y no espera a nadie".
Sin pensarlo dos veces, Ingrid y la Seño Sonia siguieron al Conejo Blanco hasta llegar al Jardín de las Flores Parlanchinas. Cada flor tenía algo especial qué contar sobre la importancia del respeto hacia los demás seres vivos.
Mientras tanto, el Sombrerero Loco les ofreció té y les contó historias sobre la creatividad y cómo cada persona tiene su propio brillo único. La risa contagiosa del Sombrerero Loco hizo reír a Ingrid y a la Seño Sonia como nunca antes lo habían hecho.
Pero no todo fue diversión en el País de las Maravillas. El malvado Rey de Corazones intentaba imponer sus reglas injustas sobre todos los habitantes del país.
Con valentía e ingenio, Ingrid junto a la Seño Sonia idearon un plan para desafiar al Rey e inspirar a los demás a luchar por sus derechos sin recurrir a la violencia.
Con astucia e imaginación lograron convencer al Rey de Corazones de cambiar su actitud tiránica por una más comprensiva y justa hacia todos los habitantes del País de las Maravillas. La paz volvió a reinar gracias al coraje y sabiduría demostrados por Ingrid y la Seño Sonia.
Al finalizar su increíble aventura, Ingrid comprendió que no necesitaba buscar fuera lo extraordinario; lo verdaderamente maravilloso estaba dentro suyo todo ese tiempo: su valentía, bondad e ingenio eran cualidades únicas que le permitieron superar cualquier desafío en compañía de personas especiales como la Seño Sonia.
Juntas regresaron al mundo real llevando consigo lecciones invaluables aprendidas en el País de las Maravillas: nunca subestimar el poder interior propio ni temer enfrentar nuevos retos con audacia e imaginación.
FIN.