Instantes en el Agua


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanos llamados Héctor y Ana. Héctor era un apasionado fotógrafo que siempre estaba buscando la foto perfecta para capturar momentos especiales.

Ana, por otro lado, era una niña tímida que no sabía muy bien lo que quería hacer con su vida. Un día, Héctor decidió llevar a su hermana a dar un paseo por el campo para enseñarle todo lo que sabía sobre la fotografía.

Mientras caminaban, Héctor le explicaba cómo encontrar el ángulo perfecto para tomar una foto y cómo ajustar la luz para obtener el mejor resultado.

Ana estaba fascinada con todo lo que su hermano le enseñaba y comenzó a sentir una gran pasión por el Arte. Desde ese día en adelante, los dos hermanos salían juntos todos los días para tomar fotos y experimentar con diferentes técnicas.

Un día, mientras exploraban un río cercano al pueblo, descubrieron algo sorprendente: el cauce del río estaba completamente seco debido al robo del agua por parte de grandes empresas agrícolas. La vista era desoladora: animales muertos y plantas marchitas rodeaban las orillas del río.

Héctor decidió capturar este momento triste pero importante en una foto impactante. Ana también quiso hacerlo pero se distrajo cuando vio a un joven sentado solo en medio del cauce seco del río robado. —"Hola" , dijo Ana tímidamente. —"Hola" , respondió el joven sonriendo.

"¿Qué haces aquí solo?", preguntó ella curiosa. "Vine aquí a pensar y a reflexionar sobre la importancia del agua en nuestras vidas", respondió el joven. Ana se sintió atraída por su sabiduría y comenzaron a hablar durante horas.

Descubrieron que tenían muchas cosas en común: ambos amaban el Arte y estaban preocupados por el medio ambiente. Desde ese día, Ana y el joven se convirtieron en inseparables.

Se ayudaron mutuamente a crecer como artistas y siempre apoyaron las causas ambientales que les interesaban. Héctor también se alegró mucho al ver cómo su hermana encontró al amor de su vida gracias a su pasión por la fotografía.

Se dio cuenta de que no solo había enseñado sobre la belleza del Arte, sino también sobre la importancia de seguir nuestros sueños y luchar por lo que creemos.

Y así, Ana siguió explorando su pasión por el Arte mientras compartía una vida llena de amor con aquel joven que conoció en un cauce seco de un río robado.

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