Invictor el Más Fuerte, Timba el Más Dormilón y Asenios, el Amante del Pescado
En un colorido pueblo llamado Amistad, vivían tres amigos inseparables: Invictor, el más fuerte, Timba, el más dormilón, y Asenixs, cuyo amor por el pescado era conocido por todos. A pesar de sus diferencias, ellos formaban un equipo increíble y disfrutaban de aventuras juntos.
Un día soleado, Invictor, lleno de energía, decidió que era hora de organizar una competencia amistosa en el pueblo.
"¡Chicos! ¿Qué les parece si hacemos una carrera para ver quién es el más rápido?"
propuso Invictor, sonriendo con entusiasmo.
"Hmm… me parece una buena idea, pero yo preferiría dormir un rato más", contestó Timba, que todavía tenía los ojos entrecerrados.
"¡No, Timba! Es una gran oportunidad de demostrar que también podés hacer algo más que dormir!"
exclamó Asenixs con una sonrisa.
"Además, podemos llevar algunos pescados para el almuerzo después de la carrera", agregó Asenixs, mientras soñaba con su delicia favorita.
Finalmente, Timba accedió a participar y los tres amigos se prepararon para la carrera. La plaza del pueblo estaba llena de otros habitantes que esperaban el inicio del gran evento.
"¡En sus marcas, listos, fuera!" gritó el alcalde, y todos comenzaron a correr.
Invictor, como era de esperar, tomó la delantera. Era rápida y poderosa, pero Timba y Asenixs pronto le siguieron el ritmo. Sin embargo, después de la primera vuelta, Timba se sintió un poco cansado y decidió hacer lo que mejor sabía hacer: ¡dormir! Se recostó sobre el césped, y mientras todos corrían, se quedó dormido bajo un árbol de sombra.
"¡Timba! ¡Despertate!", lo llamó Asenixs.
"No me lleguen el sueño, chicos…" respondió Timba entre sueños.
Mientras tanto, Invictor seguía adelante, hasta que se dio cuenta de que el sabor del pescado se hacía más fuerte en el aire. Se dio la vuelta y sintió que algo le decía: "la carrera no lo es todo". Miró a Timba dormido y a Asenixs emocionado por el almuerzo.
"Che, Asenixs, ¿qué te parece si hacemos una parada y traemos a Timba?", propuso Invictor.
"¡Buena idea! A él le encanta el pescado", respondió Asenixs, entusiasmado.
Así que ambos decidieron regresar y despertaron a Timba con el olor delicioso de los pescados.
"¡Hola, dormilón! Es hora de comer. Te trajimos pescado fresco del lago", dijo Asenixs.
"¡No puedo resistirme!" dijo Timba mientras se desperezaba.
"¿Y la carrera?", preguntó Timba.
"No importa, lo que importa es que estamos juntos" dijo Invictor.
Así, los tres amigos se sentaron a disfrutar de su almuerzo. Rieron, compartieron historias de la carrera y se dieron cuenta de que lo más importante no era ganar o perder, sino la amistad y los momentos compartidos. Después de todo, Invictor, Timba y Asenixs siempre serían los mejores compañeros, sin importar si estaban participando en una competición o simplemente disfrutando de un día juntos en el lago.
Al final del día, se prometieron seguir siendo atrevidos y probar cosas nuevas, pero siempre recordando que la verdadera fuerza radicaba en su unión y en disfrutar de cada momento juntos.
FIN.