Irai y la Aventura en el Monte



En un pequeño pueblo llamado Ibiltzieta, vivía un niño curioso y valiente llamado Irai. A pesar de sus solo dos años, siempre estaba listo para explorar su entorno. Tenía un gran amor por los animales, especialmente por su perra pastor, Txiki, que era su mejor amiga. Un día brillaba el sol y Txiki, llena de energía, decidió salir a dar una vuelta. -¡Mirá cómo corre! -exclamó Irai mientras la veía saltar alegremente por el campo.

Pero de repente, Txiki se escabulló y desapareció entre los arbustos. Irai, preocupado y decidido, decidió ir a buscarla. -¡Txiki! ¡Vuelvo enseguida! -gritó mientras corría hacia el monte.

El monte era hermoso, lleno de árboles altos y flores de colores brillantes, pero también era un poco aterrador. Irai, sin embargo, no se iba a rendir. Después de unos minutos de búsqueda, encontró a Txiki, pero algo no estaba bien. -¡Txiki! -dijo Irai aliviado, -¿dónde estamos?

La perra, que había estado jugando, miró a su dueño con una expresión triste mientras movía la cola. Irai se dio cuenta de que estaban perdidos. -No te preocupes, Txiki, vamos a volver a casa -dijo con determinación.

Mientras caminaban, se encontraron con un grupo de animales del monte. Una ardilla traviesa se acercó a ellos. -¿Qué les pasa, pequeños? -preguntó la ardilla, sintiéndose curiosa.

-Estamos perdidos y queremos volver a Ibiltzieta -respondió Irai, que se sentía un poco asustado.

La ardilla sonrió y dijo: -No se preocupen, yo los puedo ayudar. Conozco bien el monte. -¿Y cómo vamos a hacer? -preguntó Irai.

-Podemos seguir el camino de las flores rojas, ellos nos llevarán hasta el río. Desde ahí, es fácil llegar a su pueblo. -¡Eso suena genial! -dijo emocionado Irai y comenzó a seguir a la ardilla.

Mientras caminaban, se toparon con un zorro astuto. -¿A dónde van tan apurados? -inquirió el zorro, frenando delante de ellos.

-Estamos buscando el camino de vuelta a casa -dijo Irai.

El zorro, que siempre estaba buscando un nuevo juego, se ofreció. -Yo los puedo ayudar, pero sólo si me cuentan un cuento divertido. -¡Está bien! -dijo Irai, pensando en la historia de un pato que soñaba con volar. Comenzó a contarla con entusiasmo, y el zorro, divertido, los guió a través de un sendero lleno de risas.

Finalmente, encontraron el camino de las flores rojas y siguieron adelante. Pero de repente, un gran ciervo apareció delante de ellos. -¡Detente! -dijo con voz profunda.- No pueden pasar sin resolver un acertijo.

Irai, algo temeroso, le preguntó: -¿Cuál es el acertijo?

El ciervo les dijo: -Viven en el agua y pueden volar. ¿Qué son?

Irai se concentró y recordó las historias de los patos. -¡Son los patos! -gritó emocionado, y todos comenzaron a aplaudir. El ciervo sonrió y les permitió continuar su camino.

Finalmente, llegaron al río y allí, se encontraron con una hermosa tortuga que los escuchó. -He visto a muchos viajeros, pero nunca antes a un niño con su perra. Si quieren llegar a Ibiltzieta, deben cruzar conmigo. -¡Gracias! -dijo Irai, emocionado.

La tortuga los llevó al otro lado del río y desde allí, podían ver el pueblo. -¡Mirá, Txiki! Allí está Ibiltzieta -gritó Irai saltando de alegría.

Después de una larga búsqueda con la ayuda de sus nuevos amigos, por fin volvieron a casa. Irai abrazó a Txiki fuertemente. -¡Prometo que nunca más te dejaré escapar! -dijo con una sonrisa.

Y así, Irai aprendió que siempre es mejor buscar ayuda y que la amistad se encuentra en los lugares más inesperados. Desde ese día, Jabrum, el zorro, la ardilla y la tortuga se convirtieron en sus amigos, y juntos vivieron muchas más aventuras en el monte.

El sol se puso detrás de las colinas, mientras Irai y Txiki regresaban contentos a su hogar, recordando que incluso en los momentos difíciles, siempre hay amigos dispuestos a ayudar.

Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.

FIN.

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