Iris y la bondad en el bosque


Un día, mientras Iris caminaba por el bosque, escuchó un suave murmullo que la llamaba desde lo más profundo del bosque. Intrigada, decidió seguir el sonido y se adentró en un sendero desconocido.

A medida que avanzaba, las sombras bailaban a su alrededor y los árboles susurraban secretos antiguos. De repente, Iris emergió en un claro mágico donde encontró a una familia de ardillas que parecían estar en apuros.

Las ardillas le contaron a Iris que habían perdido su hogar debido a la tala de árboles cercanos y ahora no tenían dónde vivir. Iris sintió tristeza por las ardillas y decidió ayudarlas. "Hola, pequeñas ardillitas.

Soy Iris, ¿cómo puedo ayudarlas?" -dijo con amabilidad la duendecilla. Las ardillas miraron a Iris con esperanza en sus ojos y le explicaron su situación. Iris sonrió y les prometió encontrarles un nuevo hogar seguro en el bosque.

Con determinación, la joven duendecilla emprendió una búsqueda por todo el bosque en busca del lugar perfecto para las ardillas. Después de explorar cada rincón del bosque, finalmente encontró un árbol hueco grande y acogedor que sería ideal para las ardillas.

Con paciencia y creatividad, Iris decoró el interior del árbol con hojas secas, musgo y flores silvestres para hacerlo aún más acogedor. "¡Ardillitas queridas! He encontrado el lugar perfecto para ustedes", exclamó emocionada Iris.

Las ardillas corrieron hacia el árbol hueco y al ver lo hermoso que era su nuevo hogar, saltaron de alegría alrededor de Iris como muestra de gratitud. La joven duendecilla se sintió feliz al ver a las ardillas felices nuevamente. Pero la historia no termina ahí.

Mientras exploraba junto a las ardillas en busca de bellotas para almacenar en su nuevo hogar, descubrieron un lago cristalino donde vivía una familia de patos preocupados porque habían perdido sus crías entre los juncos altos.

Iris sabía lo importante que eran los patitos para la familia de patos y se comprometió a ayudarlos también. Con astucia e ingenio, ideó un plan para buscar a los patitos perdidos sin asustarlos ni ponerlos en peligro.

Junto con las ardillas como guías expertas del bosque, lograron encontrar a los patitos sanos y salvos escondidos entre los juncos cerca del lago. La familia de patos les estuvo eternamente agradecida por traer devuelta a sus pequeños retoños.

La fama de la valiente duendecilla Iris se extendió por todo el bosque gracias a sus actos bondadosos hacia los habitantes necesitados del lugar. Desde entonces, todos los seres mágicos del bosque sabían que podían contar con ella en tiempos difíciles.

Y así fue como la joven duendecilla Iris aprendió que siempre hay maneras de ayudar desinteresadamente a quienes nos rodean y que cada acto bondadoso puede marcar una gran diferencia en el mundo mágico del bosque donde las sombras bailaban y los árboles guardaban historias en cada hoja.

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