Irqi, la alpaca de ojos luminosos


En la majestuosa fortaleza de Machu Picchu, vivía una alpaca pequeña llamada Irqi. A diferencia de las demás alpacas, Irqi tenía unos ojos grandes y luminosos que parecían contener las estrellas.

Amaba conversar con el aire, la luna, el sol, las plantas y las antiguas ruinas. En una fresca tarde, Irqi escuchó un suave murmullo proveniente de las ruinas.

Se acercó con curiosidad y descubrió a una antigua mariposa con alas coloridas que parecían haber sido pintadas por el mismísimo sol. -Hola, pequeña alpaca, ¿cómo te llamas? - preguntó la mariposa. -¡Soy Irqi! ¿Y tú, quién eres? -respondió entusiasmada Irqi. -Soy Inti, la mensajera del sol. He venido para entregarte un regalo del gran sol.

Toma esta semilla y cuídala con amor. Verás que crecerá algo maravilloso.- dijo Inti mientras entregaba la semilla a Irqi. Con cuidado, Irqi plantó la semilla y la regó con todo su amor. Día tras día, cuidaba la plantita con paciencia y esperanza.

Pronto, una hermosa flor de múltiples colores floreció. La flor irradiaba un brillo especial, como si estuviera tocada por la magia. La noticia sobre la maravillosa flor de Irqi se extendió por todo Machu Picchu.

Las demás alpacas, los cóndores, los zorros y hasta las flores mismas, se acercaron para admirarla. -¡Irqi, qué hermosa flor has logrado hacer crecer! - exclamó el aire. Irqi sonrió con orgullo y alegría, agradecida por el regalo que le había brindado Inti.

Desde ese día, Irqi siguió cuidando y cultivando plantas maravillosas en Machu Picchu, transmitiendo la importancia de cuidar y respetar la naturaleza a todos los seres que habitaban en la majestuosa fortaleza.

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