Irune Princesa Descubre el Mundo
Érase una vez, en un hermoso reino rodeado de montañas y ríos brillantes, vivía una joven princesa llamada Irune. Desde pequeña, siempre había mirado por la ventana del castillo, soñando con lo que había más allá de las altas murallas y los jardines llenos de flores.
Un día, mientras jugaba en su habitación, escuchó a unos campesinos contar historias sobre aventuras en el bosque y la vida en el pueblo. Intrigada, Irune decidió que era momento de descubrir el mundo.
"¿Por qué tengo que estar encerrada aquí?", se preguntó Irune. "Quiero ver los colores del mundo, escuchar las risas de los niños de mi edad y aprender sobre sus vidas".
Esa noche, Irune se preparó en secreto. Usó su vestido más sencillo y se ató una capa sobre su cabeza. Con una linterna en mano, salió de su habitación y se escabulló por los pasillos del castillo hasta llegar a la puerta trasera.
Cuando salió al aire libre, sintió que su corazón latía rápido. El cielo estaba lleno de estrellas y la luna brillaba como un faro. Dotada de valentía, se adentró en el bosque, en busca de aventuras.
Poco a poco, se adentró en la oscuridad, hasta que escuchó un suave sonido de risas. Se acercó y vio a un grupo de niños del pueblo, jugando a la pelota.
"¡Hola!", gritó Irune, llenándose de emoción. "¿Puedo jugar con ustedes?"
Los niños se quedaron atónitos al ver a la princesa. Uno de ellos, un niño llamado Joaquín, dio un paso adelante.
"¡Claro! Pero, ¿no tienes miedo de que te descubran?"
Irune sonrió.
"Hoy no tengo miedo, solo tengo ganas de jugar y aprender de ustedes".
Los niños aceptaron, y pronto comenzaron a jugar juntos, riendo y corriendo bajo la luz de la luna. Irune no podía creer lo divertido que era poder ser parte de su mundo.
Después de un rato, se sentaron a descansar y compartir historias.
"¿Por qué decidiste venir aquí?", preguntó otra niña llamada Ana.
Irune respondió,
"Siempre he soñado con conocer a otros niños y aprender sobre sus vidas. A veces siento que mi vida en el castillo es muy solitaria".
Ana asintió,
"Todos tenemos sueños. Algunos soñamos con ser aventureros, otros con ser artistas. Pero lo importante es perseguirlos".
Irune sintió que su corazón se llenaba de nuevas ideas. Pasó la noche hablando de sus sueños, riendo y jugando. Pero cuando el sol empezó a salir, Irune supo que debía regresar al castillo.
"Tengo que volver antes de que se den cuenta de mi ausencia", dijo Irune, un poco triste.
Los niños la miraron con comprensión.
"No te olvides de nosotros, Irune. Siempre tendrás amigos aquí".
Después de prometer volver a visitarlos, la princesa se despidió y corrió de regreso al castillo.
Cuando llegó, se sintió más decidida que nunca.
"Voy a contarles a todos sobre lo que he aprendido. El mundo es hermoso y está lleno de cosas que debemos conocer".
A partir de ese día, Irune organizó encuentros en el castillo, donde invitó a los niños del pueblo para que compartieran sus historias y talentos. Pronto, el castillo se convirtió en un lugar donde todos podían soñar juntos.
Irune se dio cuenta de que aunque era una princesa, podía aprender mucho de los demás. No solo descubrió el mundo más allá de sus muros, sino también la importancia de la amistad, la diversidad y el valor de seguir nuestros sueños.
Y así, Irune vivió feliz, siempre rodeada de amigos, redescubriendo el mundo cada día.
FIN.