Isa y el don de los animales



que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos. ISA era una niña curiosa, valiente y siempre dispuesta a ayudar a los demás.

Desde muy pequeña, mostraba un interés especial por la naturaleza y los animales que habitaban en el bosque cercano a su casa. Un día, mientras exploraba el bosque, ISA se encontró con un pajarito herido.

Sin dudarlo, lo tomó entre sus manos con cuidado y decidió llevarlo a su casa para curarlo. "Tranquilo amiguito, voy a cuidarte hasta que te pongas mejor", le dijo ISA al pajarito mientras le daba agua y comida. Día tras día, ISA cuidaba al pajarito con mucho amor y paciencia.

Le limpiaba las heridas, le daba de comer y lo mantenía abrigado en una caja junto a su cama. Con el tiempo, el pajarito se recuperó gracias al cariño de ISA.

Una noche, mientras dormía profundamente, ISA fue despertada por un resplandor proveniente del jardín de su casa. Al asomarse por la ventana, descubrió que todas las plantas del jardín brillaban con una luz mágica.

Intrigada, ISA salió corriendo hacia el jardín y se encontró con una hada diminuta que volaba entre las flores. "¡Hola ISA! Soy Luna, la guardiana del bosque. Quiero agradecerte por tu bondad y tu amor hacia los seres vivos. Por eso he decidido concederte un deseo", dijo el hada Luna con una voz dulce.

ISA no podía creer lo que estaba viendo y escuchando. Después de pensarlo unos segundos, decidió pedirle un deseo muy especial:"Quisiera poder comunicarme con todos los animales del bosque para poder entender sus necesidades y ayudarlos mejor", expresó ISA emocionada.

El hada Luna sonrió y agitando su varita mágica concedió el deseo de ISA.

A partir de ese momento, la niña pudo entender perfectamente lo que decían los animales: desde el zorro astuto hasta el conejito tímido pasando por los pájaros cantarines. Con esta nueva habilidad, ISA se convirtió en la protectora oficial del bosque.

Escuchaba atentamente cada petición de ayuda de los animales e intervenía rápidamente para resolver cualquier problema que surgiera: desde encontrar comida para las ardillas hasta curar a los insectos enfermos. Gracias al amor incondicional que brindaba a todos los seres vivos del bosque, ISA se ganó el respeto y la admiración de cada uno de ellos.

Se convirtió en una leyenda viva dentro del pueblo y su historia se transmitió de generación en generación como ejemplo de bondad y empatía hacia la naturaleza.

Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba ayuda o consuelo acudía a visitar a Isa sabiendo que siempre encontrarían una mano amiga dispuesta a tenderles ayuda sin esperar nada a cambio.

FIN.

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