Isaac y el misterio del arcoíris



Había una vez un niño llamado Isaac que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. Isaac era conocido por sus ojos color azul como el cielo, que brillaban con cada rayo de sol. Todos en el pueblo lo querían mucho, no solo por su mirada, sino también por su bondad y su capacidad para hacer sonreír a los demás.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, notaron que el cielo se oscurecía de repente.

"¡Miren, se viene una tormenta!" - gritó Tomás, uno de sus amigos.

"¡Vamos a buscar refugio!" - dijo Ana, mirando hacia el horizonte.

Pero antes de que pudieran moverse, un rayo iluminó el cielo y escucharon un fuerte trueno. Todos corrieron hacia un viejo árbol que ofrecía sombra y refugio. En ese momento, comenzaron a notar algo extraño: una luz brillante aparecía entre las ramas del árbol.

"¿Vieron eso?" - preguntó Isaac, sorprendido.

La luz parecía guiarlos. Con su curiosidad despierta, Isaac decidió acercarse. Cuando llegó a la luz, descubrió que era un pequeño arcoíris que aparecía entre las hojas. No era un arcoíris común, porque parecía tener colores aún más vivos.

"¿Qué será esto?" - preguntó Isaac asombrado.

"Tal vez sea un arcoíris mágico" - dijo Sofía, una de sus amigas, mientras acercaba su mano al brillo.

Isaac, al ver que sus amigos lo miraban con expectativa, decidió tocarlo. Cuando lo hizo, el arcoíris comenzó a girar y a liberar colores que llenaron el aire.

"¡Mirad! Esto es increíble" - exclamó Isaac. La luz envolvió a todos y, de repente, sus ojos comenzaron a brillar con un color único. Los amigos estaban tan emocionados que no se dieron cuenta de que el viento había empezado a soplar con fuerza.

De pronto, el arcoíris los llevó a un mundo mágico. Un lugar donde los árboles hablaban y los ríos reían. En ese mundo, conocieron a un viejo sabio llamado Don Arco, quien les habló sobre el poder de la amistad.

"Estoy aquí para enseñarles algo importante" - dijo Don Arco, mientras movía su larga barba blanca.

"¿Qué es?" - preguntaron los niños al unísono.

"El verdadero poder del arcoíris radica en la unión de los colores, así como la amistad es el vínculo que los une a ustedes" - explicó.

A medida que escuchaban, el cielo comenzó a despejarse y el sol brilló nuevamente. Sin embargo, los niños se sentían un poco tristes por tener que regresar a su hogar.

"No queremos irnos" - dijo Sofía.

"Pero siempre pueden regresar" - respondió Don Arco, sonriendo.

"¿Cómo?" - preguntó Isaac.

"Siempre que se apoyen mutuamente y valoren su amistad, el arcoíris volverá a aparecer" - les explicó.

Isaac y sus amigos volvieron a su pueblo, llenos de alegría y con un nuevo entendimiento sobre la amistad.

Desde ese día, cada vez que veían un arcoíris en el cielo, recordaban lo que había aprendido de Don Arco y se prometieron seguir siendo buenos amigos. Jugaron cada día, compartieron risas y aventuras, y sobre todo, cuidaron su lazo como un tesoro.

Isaac siempre se esforzó por ayudar a sus amigos y escuchar sus problemas, haciendo que todos se sintieran valorados. Con el tiempo, se dio cuenta de que eso hacía que sus ojos brillasen aún más.

Y así, en el pequeño pueblo, el espíritu de la amistad y el mágico arcoíris de colores vibrantes continuaron llenando los corazones de todos, especialmente de Isaac, el niño de ojos azules que todos querían mucho.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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