Isabel y el poder de la amistad


Isabel estaba muy nerviosa. Era su primer día de clases en una escuela nueva y no conocía a nadie. Caminaba por los pasillos con la mirada baja, sintiéndose perdida entre tanta gente desconocida.

Al entrar al aula, todos los ojos se posaron en ella. Isabel se ruborizó y buscó un lugar vacío donde sentarse. Justo en ese momento, una niña de cabello rizado y sonrisa amable se acercó.

- ¡Hola! Soy Lucía, ¿cómo te llamas? -preguntó la niña con entusiasmo. Isabel respondió tímidamente: "Soy Isabel". Lucía le ofreció un asiento al lado suyo y comenzaron a charlar animadamente.

Pronto, otras niñas se les unieron y entre risas y confidencias, Isabel empezó a sentirse más tranquila. La maestra, la señorita Ana, notó la integración de Isabel con sus compañeros y decidió hacer una actividad para que todos se conocieran mejor. Les propuso formar equipos para resolver acertijos y trabajar juntos.

Isabel fue asignada al equipo de Lucía junto con otros chicos simpáticos. Al principio dudaba en participar, pero poco a poco fue tomando confianza gracias al apoyo de sus nuevos amigos. Juntos lograron resolver todos los acertijos y ganaron el juego.

Al finalizar la clase, la señorita Ana felicitó a todos por su trabajo en equipo y les dijo: "Hoy demostraron que juntos pueden lograr grandes cosas. Cada uno de ustedes es especial y tiene mucho para compartir con los demás".

Isabel sonrió emocionada al darse cuenta de que había encontrado un grupo de amigos increíbles en su primer día de clases.

Se despidió de ellos con alegría, sabiendo que el resto del año escolar sería mucho más divertido con personas tan especiales a su lado. Desde ese día, Isabel llegaba cada mañana al colegio con una sonrisa en el rostro, lista para disfrutar de nuevas aventuras junto a sus amigos y su querida maestra Ana.

Y así descubrió que enfrentar los miedos siempre valía la pena cuando se tiene el apoyo de quienes te rodean.

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