Isabel y la música mágica



Isabel era una niña alegre y muy activa. Desde que aprendió a caminar, no paraba quieta un segundo. Le encantaba moverse al compás de la música, y siempre pedía a sus padres que le pusieran canciones para poder bailar.

Un día, mientras jugaba en su habitación, descubrió un viejo tocadiscos en el fondo del armario. Con asombro, lo sacó y lo conectó.

Al girar el dial, una melodía mágica comenzó a sonar, haciendo que Isabel no pudiera contener las ganas de bailar. Al ritmo de la música, pronto se dio cuenta de que algo especial estaba sucediendo: cada vez que movía sus pies al compás, parecía volar por la habitación, como si la música la estuviera elevando.

Entre risas y giros, Isabel descubrió que la música tenía el poder de llevarla a lugares mágicos en su imaginación.

A partir de ese día, la música se convirtió en su mejor amiga, acompañándola en cada paso y llenando su día de alegría y color. Con el tiempo, Isabel se convirtió en una gran bailarina, pero nunca olvidó la magia que la música le había regalado.

FIN.

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