Isabella y el baño valiente



Isabella era una niña muy valiente en muchas cosas, pero tenía un gran miedo que la atormentaba: el baño. Cada vez que sentía la necesidad de ir al baño, se ponía a temblar y no podía evitar llorar.

Sus padres trataban de calmarla y animarla para que fuera al baño, pero nada parecía funcionar. Un día, Isabella decidió enfrentarse a su miedo.

Se paró frente al espejo del baño y se dijo a sí misma: "Soy una niña valiente y puedo hacer esto". Tomó aire profundamente y comenzó a caminar hacia el inodoro. Al principio le costaba mucho trabajo sentarse en el inodoro, pero poco a poco fue relajándose.

Mientras estaba sentada allí, pensó en todas las cosas divertidas que había hecho durante el día con sus amigos y su familia. Y así, sin darse cuenta, logró hacer lo que tanto temía.

Cuando salió del baño, todos la esperaban afuera con una gran sonrisa en sus rostros. Su mamá le dio un gran abrazo y su papá la felicitó por ser tan valiente. "¡Muy bien Isabella! Eres una campeona"- dijo su papá mientras la levantaba en brazos.

A partir de ese momento, cada vez que tenía ganas de ir al baño se acordaba de lo valiente que había sido esa vez y ya no le daba tanto miedo como antes.

Pero un día algo extraño ocurrió: cuando Isabella estaba por entrar al baño escuchó unos ruidos extraños provenientes del interior del mismo. "¿Qué será eso?"- se preguntó Isabella. Pero su miedo al baño no era tan grande como su curiosidad, así que decidió entrar y ver qué estaba pasando.

Cuando abrió la puerta del baño, se encontró con una sorpresa muy especial: había un pequeño ratón atrapado en el inodoro. El ratón intentaba salir pero no podía hacerlo porque sus patitas resbalaban en el borde.

Isabella sabía que tenía que ayudarlo, pero no sabía cómo hacerlo. Entonces recordó algo que le había enseñado su papá: "Siempre hay una solución para cualquier problema". Así que Isabella buscó un objeto largo y resistente para poder sacar al ratón del inodoro.

Finalmente encontró una escoba y con mucho cuidado logró sacar al ratón de allí. El ratón saltó felizmente por el baño y desapareció detrás de la cortina. "¡Gracias Isabella!"- dijo el pequeño roedor antes de escapar por completo.

Isabella se sintió muy orgullosa de sí misma por haber enfrentado su miedo al baño y además haber ayudado a un amigo necesitado.

Desde entonces, cada vez que iba al baño se acordaba de lo valiente que había sido ese día y siempre revisaba si había alguien más necesitando ayuda. De esta manera, Isabella aprendió una gran lección sobre la importancia de enfrentarse a nuestros miedos y ser solidarios con los demás.

Y nunca más volvió a tener miedo del baño otra vez.

FIN.

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