Isabella y la fiesta salvaje del dragón
Había una vez en un lejano reino de Francia, una princesa llamada Isabella. Isabella era conocida por su bondad y generosidad con todos los habitantes del reino.
Todos los años, la princesa organizaba una fiesta de cumpleaños espectacular para celebrar su día especial. Este año, Isabella decidió que quería hacer algo diferente para su fiesta de cumpleaños. Quería organizar una fiesta temática de Barbie, ya que siempre había sido fanática de las muñecas Barbie desde pequeña.
Así que se puso manos a la obra y comenzó a planificar la fiesta más maravillosa que el reino hubiera visto jamás. Isabella mandó a construir un enorme castillo de dulces y caramelos para la ocasión.
También contrató a un famoso chef para que preparara deliciosos platos inspirados en el mundo de Barbie. La princesa estaba emocionada por ver la cara de sorpresa y felicidad de todos sus invitados. Finalmente llegó el día de la gran fiesta.
El castillo estaba decorado con luces brillantes y colores pastel, creando un ambiente mágico y encantador. Los invitados empezaron a llegar, vestidos con trajes elegantes y coloridos inspirados en Barbie.
"¡Bienvenidos a mi fiesta de cumpleaños! ¡Espero que se diviertan mucho!", dijo Isabella emocionada mientras recibía a sus amigos y súbditos. La música empezó a sonar y todos comenzaron a bailar y disfrutar de las delicias preparadas por el chef.
La risa y la alegría llenaban el aire, creando una atmósfera llena de magia y felicidad. Pero justo cuando todo parecía perfecto, un fuerte estruendo resonó en el castillo. Todos se sobresaltaron y miraron hacia la entrada donde apareció un dragón enorme rugiendo furiosamente.
"¡Oh no! ¡Un dragón está atacando nuestra fiesta!", gritó uno de los invitados asustado. Isabella no perdió la calma ni un segundo.
Recordando todas las historias valientes que había leído sobre caballeros enfrentando dragones, decidió tomar cartas en el asunto ella misma. "Tranquilos, amigos. Yo me encargaré del dragón", dijo Isabella con determinación mientras se acercaba al feroz animal.
El dragón lanzaba llamaradas por la boca e intentaba causar miedo entre los presentes, pero Isabella se mantuvo firme. Con valentía e inteligencia, logró calmar al dragón ofreciéndole uno de los enormes pasteles decorativos del banquete. El dragón aceptó gustoso el gesto amable de la princesa y dejó caer sus alas agitadas en señal de paz.
Los invitados estallaron en aplausos y vítores ante semejante hazaña realizada por su amada princesa Isabella. La noche continuó con más baile, risas y diversión sin fin.
Todos estaban impresionados por el coraje demostrado por Isabella frente al peligroso dragón, convirtiendo aquella inolvidable fiesta en una historia épica digna de ser recordada por generaciones venideras.
Al finalizar la velada mágica bajo las estrellas brillantes del cielo francés, todos levantaron sus copas brindando por esa noche maravillosamente especial donde aprendieron que nunca hay obstáculo demasiado grande si tenemos valor, ingenio amor como guías.
FIN.