Isabella y Tomás enseñan a hablar
Isabella era una niña muy especial. Desde que nació, los médicos se dieron cuenta de que algo no estaba del todo bien. Pero su mamá y su papá la querían igual, con todas sus peculiaridades y rarezas.
A medida que Isabella fue creciendo, quedó claro que había un problema con su habla. No podía pronunciar las palabras correctamente y a menudo simplemente se negaba a hablar en absoluto.
Su mamá y su papá intentaron llevarla a terapias del habla, pero nada parecía funcionar. Un día, mientras comían fideos juntos en la mesa de la cocina, el hermano mayor de Isabella, Tomás, decidió preguntarle por qué no hablaba más.
"Bella ¿por qué no quieres hablar? ¿Te duele algo?"- preguntó Tomás preocupado. Isabella lo miró fijamente durante unos segundos antes de darle un gran sorbo al caldo de fideos en su plato. "No sé"- respondió finalmente Bella encogiéndose de hombros.
Tomás frunció el ceño pensativo mientras masticaba un bocado de fideos. Entonces tuvo una idea:"¿Qué tal si hacemos un juego para ayudarte a hablar mejor?"Isabella levantó la vista emocionada por primera vez desde que empezaron a comer los fideos.
"¡Sí! ¡Quiero jugar!" - exclamó ella sonriendo ampliamenteY así comenzaron a jugar cada día después del almuerzo: Tomás le enseñaba palabras nuevas e Isabella debía repetirlas hasta que las pronunciara correctamente.
Fue difícil al principio, pero poco a poco Isabella comenzó a sentirse más cómoda hablando y su hermano se sintió orgulloso de verla mejorar. Un día, mientras jugaban en el jardín, Isabella corrió emocionada hacia Tomás sosteniendo un pequeño objeto en la mano:"¡Mira Tomás! ¡Encontré una mariquita!"- exclamó ella sonriendo ampliamente.
Tomás se acercó a ella y observó la mariquita con atención.
Entonces tuvo otra idea:"¿Qué tal si le enseñamos a hablar a la mariquita?"Isabella lo miró asombrada pero luego comenzaron a trabajar juntos para enseñarle palabras simples como —"hola" y "adiós". Fue difícil al principio, pero pronto descubrieron que la mariquita podía responder haciendo movimientos con sus patas.
La mamá de Isabella los vio jugar desde la ventana de la cocina y quedó impresionada por cómo su hijo había encontrado una manera creativa e inspiradora de ayudar a su hermana. Se acercó lentamente al jardín para escuchar mejor lo que estaban haciendo. "Hola chicos ¿qué están haciendo?" - preguntó ella sonriendo.
Tomás levantó la vista y respondió emocionado:"Le estamos enseñando palabras nuevas a nuestra amiga Mariquita"La mamá de Isabella se rió divertida antes de decirles algo importante:"Chicos, quiero que sepan que estoy muy orgullosa de ustedes dos.
No solo están ayudando a Bella con su habla sino también están siendo muy amables con nuestros amigos los animales". Isabella sonrió tímidamente mientras seguía jugando con Mariquita. Pero en su corazón, ella sabía que había logrado algo importante.
Había encontrado la fuerza para hablar y comunicarse con los demás gracias a su hermano y su amor por los fideos y los juegos en el jardín.
FIN.