Iván, Vito y el Misterio de los Poderes
En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, vivían dos amigos inseparables: Iván Vera y Vito. Ambos eran niños curiosos y aventureros, pero lo que no sabían era que tenían poderes especiales. Iván podía comunicarse con los animales y tenía una mente brillante para resolver acertijos, mientras que Vito tenía la capacidad de hacer que las plantas crecieran rápidamente y podía volar con solo pensarlo.
Un día, mientras exploraban el bosque cercano, Iván y Vito se encontraron con un viejo árbol que parecía distinto a los demás. Tenía un brillo dorado y hojas que susurraban secretos al viento.
- “¡Mirá, Vito! ¿No te parece extraño este árbol? ” - dijo Iván, acercándose cautelosamente.
- “Sí, definitivamente es especial. Quizás tengamos que descubrir qué es lo que quiere contarnos”, respondió Vito, emocionado.
De repente, el árbol comenzó a hablar.
- “Hola, pequeños amigos. Soy el Árbol de los Deseos. He estado esperando a que alguien con un buen corazón se acerque. Necesito su ayuda”, dijo el árbol con voz profunda y melodiosa.
- “¡Por supuesto! ¿Qué podemos hacer? ” - preguntó Iván, sintiendo que el corazón le latía con fuerza.
- “Una sombra oscura se cierne sobre este bosque, y ha comenzado a marchitar mis hojas. Necesito que encuentren la fuente de esa sombra y la detengan antes de que sea demasiado tarde”, explicó el árbol.
Iván y Vito intercambiaron miradas decididas.
- “¡Vamos, Iván! ¡No podemos dejar que esto suceda! ” - dijo Vito, mientras extendía los brazos y empezaba a volar hacia lo desconocido.
- “¡Espera! No podemos irnos sin un plan. Utilicemos nuestros poderes juntos para averiguar más sobre la sombra”, sugirió Iván, que ya estaba pensando en un acertijo que resolver.
Siguiendo las instrucciones del árbol, ambos amigos se aventuraron en el bosque. Iván utilizó su habilidad para comunicarse con los animales. Pronto, un pequeño conejo se acercó.
- “Hola, conejito. ¿Has visto algo raro por aquí? ” - le preguntó Iván.
- “Sí, la sombra aparece cada noche. Se lleva las flores y deja tristeza donde va”, respondió el conejo, con grandes ojos asustados.
- “¡Vito, parece que tenemos que ir a la cueva de la montaña al anochecer! Ahí es donde dicen que vive la sombra”, propuso Iván.
Cuando el sol comenzó a ocultarse, ambos amigos se dirigieron hacia la montaña. Al llegar a la cueva, encontraron una tiniebla densa que hacía eco de ruidos extraños. Con un poco de miedo pero mucho valor, entraron.
- “Yo puedo volar encima de la sombra para distraerla”, sugirió Vito.
- “Y yo puedo usar mi ingenio para pensarlo bien. ¡Vamos! ”, dijo Iván con determinación.
Vito voló por todos lados, haciendo piruetas en el aire mientras la sombra se enfurecía.
- “¿Quiénes se atreven a entrar en mi cueva? ” - retumbó la sombra.
- “¡Nosotros! Somos Iván y Vito, y venimos a detenerte! ” - gritó Vito desde las alturas.
- “¡No se atrevan a interrumpirme! ¡Soy la sombra de la tristeza! ” - respondió la sombra.
Cuando Vito seguía volando, Iván pensó en un acertijo, siempre había sido bueno en eso.
- “Si adivinas mi acertijo, te dejaré descansar. ¿Qué es algo que solo crece si le das amor? ” - dijo Iván.
La sombra, que se había presentado como una criatura triste, se detuvo y empezó a pensar.
- “No puedo pensar. Estoy demasiado triste…” - susurró.
Esta fue la oportunidad que Iván estaba esperando.
- “Si te animás a vivir en luz, ¡te prometo que las cosas cambiarán para mejor! La tristeza se quita con amor y compañía”, dijo Iván, tratando de ser empático con la sombra.
La sombra, sorprendida, respondió:
- “Quizás tengan razón… siempre he estado sola. ¿Pero, cómo puedo cambiar? ”
Vito, volando cerca, bajó y se acercó a la sombra.
- “Podés aprender a ser feliz. Puedes unirte a nosotros y ver el brillo de las flores y la risa de los animales. Todos merecemos ser felices”, dijo Vito.
Al escuchar esto, la sombra comenzó a cambiar. Su forma se fue iluminando poco a poco, y a medida que se convertía en luz, su tristeza se desvaneció. Finalmente, se convirtió en un hermoso ser brilloso.
- “Gracias, queridos amigos. Nunca pensé que podría ser feliz de nuevo”, dijo la nueva criatura.
La alegría regresó al bosque, y el Árbol de los Deseos floreció de nuevo.
- “¡Lo han logrado! Todo gracias a su valentía y amistad. La sombra ya no volverá y el bosque será un lugar feliz nuevamente”, celebró el árbol.
Iván y Vito, satisfechos por su aventura, sonrieron y se sintieron orgullosos. Sabían que con amor y amistad, podían enfrentar cualquier desafío
- “Siempre juntos, amigazo”, dijo Iván.
- “¡Siempre! ” - respondió Vito, mientras juntos volaban hacia el horizonte, listos para su próxima aventura.
FIN.