Iván y el último punto
Iván era un niño muy nervioso, especialmente cuando jugaba al tenis. Siempre se frustraba y perdía la concentración en los momentos decisivos del partido. Su papá, que era un gran aficionado al tenis, decidió ayudarlo a superar su nerviosismo. Un día, durante un partido en el club, su papá se acercó y le dijo:
- Iván, para ganar un partido hay que saber pensar calmado. La tranquilidad te dará la claridad que necesitas para tomar las decisiones correctas en cada punto.
Iván no entendía muy bien qué significaba eso, pero decidió prestarle atención a su papá. Durante las próximas semanas, su papá le enseñó técnicas para controlar su respiración, relajar su cuerpo y enfocar su mente en el momento presente. Iván practicaba todos los días, y aunque al principio le costaba, poco a poco fue mejorando. Cuando llegó el día de su próximo torneo, Iván estaba nervioso, pero recordó todo lo que su papá le había enseñado.
En el torneo, Iván se encontró en el último set, con un empate a 6-6. Estaba a punto de sacar para definir el partido a su favor. Los nervios comenzaron a invadirlo, pero en ese momento recordó las palabras de su papá. Respiró profundamente, se concentró en el presente y decidió tomar las cosas con calma. Jugó cada punto como si fuera el último, pensando con claridad y ejecutando sus golpes con precisión. Al final, logró ganar el partido en un emocionante tie-break. Iván corrió hacia su papá y le dijo emocionado:
- Papá, funcionó. Pensé con calma y gané el partido.
Su papá sonrió y le dijo:
- Lo lograste, Iván. La calma te hizo invencible. Desde ese día, Iván entendió la importancia de mantener la calma en los momentos difíciles, tanto en el tenis como en la vida. Y cada vez que sentía los nervios apoderarse de él, recordaba las palabras de su papá y encontraba la tranquilidad que necesitaba para enfrentar cualquier desafío.
FIN.