Ivana y su Gatito Aventurero



Había una vez una niña llamada Ivana que vivía en un pequeño pueblo. Desde que era muy pequeña, siempre soñaba con tener un lindo gatito al que podría acariciar, jugar y contarle sus secretos. Ivana contaba los días y, cada mañana, miraba por la ventana esperando ver un gato paseando por el jardín.

Un día, después de tantas súplicas y promesas de cuidar de él, sus padres decidieron hacerle una sorpresa. Cuando Ivana llegó a casa de la escuela, se encontró con una linda caja en medio del salón.

- ¿Qué es esto? - preguntó Ivana, con los ojos llenos de curiosidad.

- ¡Ábrela y descúbrelo! - respondió su mamá con una sonrisa.

Ivana abrió la caja y, para su asombro, un pequeño gato blanco salió brincando. Sus ojos eran de un hermoso color azul que brillaban como estrellas.

- ¡Es un lindo gatito! - gritó Ivana de felicidad.

Al principio, Ivana se dedicó completamente a su nuevo amigo. Lo llamó Nieve, porque su pelaje era tan blanco como la nieve. Juntas pasaban horas jugando con ovillos de lana, explorando el jardín y haciendo travesuras.

Sin embargo, un día, mientras jugaban en el jardín, Nieve se escabulló por un pequeño agujero en la cerca. Ivana, preocupada, lo siguió y se encontró en un mundo nuevo: un extenso campo lleno de flores y mariposas.

- ¡Nieve! - gritó Ivana, corriendo tras su gatito.

Cuando logró atraparlo, notó que había un grupo de gatos jugando a lo lejos. Nieve estaba encantado.

- ¿Por qué no jugamos con ellos? - propuso Ivana.

- ¡No sé, tal vez no quieran! - respondió Nieve un poco inseguro.

Ivana lo miró con confianza y dijo:

- Vamos, solo hay que presentarnos.

Así, juntos, se acercaron a los otros gatos. Al principio, los otros gatos miraron a Nieve con curiosidad, pero luego, Ivana tomó la iniciativa.

- ¡Hola! Soy Ivana y este es mi amigo Nieve. ¿Podemos jugar con ustedes?

Los gatos se miraron y luego sonrieron.

- ¡Claro! - dijo uno de los gatos de pelaje atigrado. - ¡Nos encanta jugar al escondite!

Ivana y Nieve se unieron al juego y, para sorpresa de Ivana, Nieve demostró ser muy ágil y hábil. Corrió y se escondió con destreza, haciendo reír a todos.

Cuando llegó la tarde, Ivana se dio cuenta de que se había hecho tarde.

- ¡Debemos volver a casa! - dijo, mirando a Nieve.

- Pero… ¿puedo quedarme un poco más? - pidió Nieve, luciendo un poco triste.

- Podemos volver mañana, ¡pero tenemos que estar juntos! - le recordó Ivana, y así ambos se despidieron de sus nuevos amigos.

Al regresar a casa, Ivana se dio cuenta de que, además de su relación especial con Nieve, había aprendido la importancia de hacer nuevos amigos.

- Papá, Mamá, hoy conocí a unos gatos muy divertidos. ¡Nieve es muy bueno jugando! - contó emocionada.

Esa noche, Ivana tuvo un sueño maravilloso, en el que ella y Nieve eran los héroes de un reino donde todos los gatos vivían felices y compartían aventuras.

Al despertar, comenzó a planear cómo podían organizar un encuentro en el campo con los nuevos amigos de Nieve, para que todos pudieran jugar juntos.

Al llegar el fin de semana, Ivana con su familia prepararon una merienda en el campo y, con la ayuda de Nieve, invitaron a todos los gatos que habían conocido. ¡Era una fiesta! Gatos de todos los colores correteaban, jugando al escondite y saltando entre las flores mientras los niños se reían y disfrutaban de deliciosos sándwiches y jugos.

- ¡Esto es lo mejor! - gritó Ivana y Nieve con alegría mientras se lanzaban a jugar con los demás.

Así, todos comprendieron la importancia de compartir y hacer nuevos amigos, independientemente de las diferencias. Desde ese día, Ivana y Nieve continuaron teniendo sus aventuras, siempre buscando nuevos amigos y juegos en el camino.

Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.

FIN.

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