Ixeia y el Reino de los Sueños



Había una vez en un reino lejano, una niña llamada Ixeia, que tenía una imaginación desbordante. Todo comenzó un día soleado cuando, mientras exploraba el bosque detrás de su casa, un rayo de luz la llevó a un mundo mágico. Allí, los árboles susurraban secretos y los animales hablaban en rima.

A poco de llegar, Ixeia se encontró con un dragón de escamas brillantes.

"¡Hola, pequeña! Soy Drako, el dragón guardián de este reino. ¿Qué te trae aquí?" - le preguntó el dragón.

"Busco aventuras y amigos; me gustaría vivir algo extraordinario" - respondió Ixeia con entusiasmo.

Drako sonrió y la llevó a conocer a Luna, el lobo de pelaje plateado.

"Soy Luna, el lobo valiente. Conozco este reino como la palma de mi pata. ¡Acompáñame y te mostraré los secretos del bosque!"

Juntos, Ixeia, Drako y Luna comenzaron su aventura, hasta que se topan con un castillo donde vivía una hermosa princesa, Sofia.

"¿Puedo ayudarles en algo?" - preguntó Sofia, asomándose por la ventana.

"Estamos buscando aventuras. ¿Quieres unirte a nosotros?" - sugirió Ixeia.

"¡Por supuesto! Siempre he querido conocer el bosque y su magia. ¡Llévenme!" - exclamó la princesa.

Juntos, los nuevos amigos comenzaron a recorrer el bosque. Mientras caminaban, una sombra oscura apareció y de entre los árboles salió la bruja Morgana.

"¿Qué hacen ustedes aquí? Este es mi bosque y nadie puede aventurarse sin mi permiso" - dijo con una voz enérgica.

"Sólo buscamos una aventura y hacer nuevos amigos" - explicó Ixeia con valentía.

"Entonces deberán completar una prueba: traigan a mí la cristalina flor de los sueños que crece en la cima de la montaña más alta" - dijo la bruja.

Los amigos aceptaron el desafío y emprendieron el camino hacia la montaña. En su camino, encontraron un río que les barría el paso.

"No podremos cruzar esto sin ayuda" - dijo Ixeia, preocupada.

"Déjenme intentar" - dijo Drako, que con su aliento de fuego pudo calentar el agua y formar un camino seguro.

"¡Genial, Drako!" - gritaron todos al cruzar.

Al llegar a la cima de la montaña, se encontraron con un gran laberinto de espinas.

"¡Qué difícil! No sé si podremos atravesarlo" - dijo Sofia, algo desanimada.

"Esperen, yo puedo ayudar" - dijo Luna. Con su agilidad, logró crear un camino, saltando entre los obstáculos.

"¡Es impresionante! ¡Sigue así, Luna!" - animó Ixeia.

Finalmente, encontraron la cristalina flor de los sueños, que brillaba con colores mágicos. Pero justo cuando iban a recogerla, Morgana apareció de nuevo.

"¡No creían que sería tan fácil, verdad?" - se rió la bruja.

"No queremos pelear, solo queremos ayudar" - dijo Ixeia.

"Ayudar, ¿eh? ¿Y qué me darán a cambio de la flor?" - preguntó Morgana, cruzando los brazos.

"Podríamos ser tus amigos, compartir historias y aventuras juntas" - sugirió Sofia.

La bruja, sorprendida por la propuesta, se detuvo un momento a pensar.

"Nadie me ha ofrecido amistad antes..." - murmuró.

"¡Entonces hagamos un trato! Si me cuentas una historia de tu juventud, te daré la flor" - propuso Morgana.

Y así fue como la bruja empezó a contarles sobre su niñez llena de sueños. Ixeia, Drako, Luna y Sofia escucharon atentamente. Al final de la historia, Morgana estalló en risas.

"Nunca había tenido una conversación tan amena. ¡Tomen la flor!" - dijo, entregándole la cristalina flor de los sueños a Ixeia.

Con la flor en mano, regresaron felices al castillo.

"Ahora tú, Morgana, deberías venir a visitarnos siempre" - le dijo Ixeia.

"Quizás... yo también necesito nuevas amistades" - respondió la bruja con una sonrisa.

Desde ese día, el reino se llenó de risas y aventuras. Ixeia, Drako, Luna, Sofia y, hasta Morgana, vivieron juntos grandes historias. Ixeia aprendió que a veces la amistad puede cambiar el corazón de las personas y que siempre hay magia en el mundo, solo hay que abrir los ojos para verla.

Y así, abrazados a la aventura, vivieron felices por siempre.

FIN.

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