Izan y el Planeta Maravilloso
Érase una vez un niño de cuatro años llamado Izan. Un día, mientras jugaba en su patio, miró al cielo y vio una nube en forma de superhéroe.
"¡Mirá, mamá! ¡Es un superhéroe!" - exclamó Izan con asombro.
Su mamá, riendo, le respondió: "Sí, amor, pero hay algo que los superhéroes siempre hacen, ¿sabes qué es?"
"Salvar el planeta!" - dijo Izan con la mirada brillante.
Y así, decidió que él también quería ser un superhéroe y salvar el planeta. Con su capa de toalla atada al cuello, Izan salió corriendo al parque con la firme idea en su mente.
Mientras estaba en el parque, Izan se encontró con su amigo Lucas.
"¡Lucas! ¡Voy a salvar el planeta!" - dijo Izan emocionado.
"¡¿De verdad? !" - preguntó Lucas, curioso. "¿Cómo vas a hacer eso?"
Izan se quedó pensando por un momento.
"Primero voy a recoger toda la basura y luego plantaré árboles para que los pájarracos tengan dónde vivir!" - explicó con determinación.
Los dos amigos comenzaron a recoger basura, pero pronto se dieron cuenta de que había un problema mayor. Un grupo de niños estaba arrojando papeles y envoltorios al suelo.
"¡Espera!" - gritó Izan. "No pueden hacer eso, necesitamos cuidar el planeta!"
Los demás niños se detuvieron y miraron a Izan, sorprendidos.
"¿Y por qué es importante?" - preguntó una niña llamada Sofía.
"Porque si la Tierra se ensucia, los animales no pueden vivir, y nosotros tampoco podremos disfrutar de su belleza" - respondió Izan con seriedad.
Los niños comenzaron a sentir remordimiento y decidieron ayudar a Izan y Lucas a limpiar el parque. En un abrir y cerrar de ojos, todos estaban trabajando juntos y el lugar comenzó a verse mucho más limpio. Sin embargo, cuando pensaban que todo estaba hecho, notaron algo extraño al fondo del parque: una alcantarilla estaba atascada y estaba causando un gran charco de agua.
"¡Vamos a ayudar a esa alcantarilla!" - exclamó Lucas. "No queremos que se inunde el parque."
Los niños se arremangaron y buscaron ramas y piedras para intentar destapar la alcantarilla. Con mucho esfuerzo y risas, lograron despejarla y el agua comenzó a fluir nuevamente.
"¡Lo hicimos! ¡Salvamos el parque!" - gritó Izan.
Un grupo de pájaros comenzó a volar sobre ellos, cantando alegremente, parece que agradecían el esfuerzo de los niños.
"Esto fue muy divertido. ¡Me siento como un superhéroe!" - comentó Sofía.
Y así, el grupo de niños decidió crear un equipo de superhéroes llamado 'Los Guardianes del Planeta'. Se comprometieron a reunirse cada semana para cuidar su parque y aprender más sobre cómo proteger la naturaleza. Izan estaba feliz, pero sabía que su aventura no había terminado.
Un día, mientras compartían ideas para su próximo encuentro, se dieron cuenta de que había un río cerca del parque que estaba sucio por desechos.
"¡Debemos ayudar al río!" - dijo Izan, con su energía renovada.
"Sí, ¡seremos héroes del río también!" - gritaron todos al unísono.
Decidieron organizar un día de limpieza en el río, y con mucho entusiasmo, invitaron a otros niños y adultos del barrio. Cuando llegó el día, el grupo estaba listo con guantes y bolsas. Todo el mundo trabajó en equipo y al final, el río estaba más limpio y brillante que nunca.
"¡Mirá cómo brilla el agua!" - dijo Lucas, impresionado.
"Y los peces también vuelven a nadar felices" - agregó Sofía, sonriendo.
Esa noche, Izan miró por la ventana hacia las estrellas y se sintió como un verdadero superhéroe.
"Mamá, hoy salvé el río y el parque. ¡Ser un superhéroe es increíble!" - le contó a su madre, con una gran sonrisa.
"Sí, cariño. Tú y tus amigos han hecho algo hermoso. A veces, los superhéroes no tienen capa, solo un gran corazón y ganas de ayudar."
Así, Izan y sus amigos continuaron siendo los Guardianes del Planeta, aprendiendo cada día a cuidar de su entorno, mientras se divertían y hacían nuevos amigos. El deseo de Izan de salvar el planeta se convirtió en un ejemplo para todos.
FIN.