Jacinta y el Pollito Sabio



En una soleada mañana, Jacinta se despertó emocionada porque hoy era el día en que finalmente tendría su propio pollito. Desde hace semanas venía esperando con ansias este momento, y por fin llegó.

Al llegar a la granja, sus ojos brillaron al ver a los pequeños pollitos correteando por todas partes. Pero uno de ellos llamó especialmente su atención. Era un pollito amarillo con plumas blancas en la cabeza que parecía mirarla fijamente.

Jacinta se acercó lentamente y extendió su mano hacia el pollito. Para su sorpresa, el pollito no solo no se asustó, sino que también abrió su pico y dijo: "-¡Hola! ¿Cómo estás?"Jacinta dio un paso atrás sorprendida.

No podía creer lo que acababa de escuchar. Miró a su alrededor para asegurarse de que nadie más hubiera oído al pollito hablar, pero todos seguían ocupados con sus tareas en la granja. "-¿Puedes hablar?" preguntó Jacinta incrédula.

El pollito asintió con la cabeza y volvió a hablar: "-Sí, puedo hablar. Y he estado esperando ansioso este momento para poder comunicarme contigo. "Jacinta estaba tan emocionada que no sabía qué decir.

Había soñado tantas veces con tener un amigo animal con quien poder hablar, ¡y ahora ese sueño se había hecho realidad! Desde ese día, Jacinta y el pollito se volvieron inseparables. Pasaban horas juntos jugando y conversando sobre todo tipo de temas.

El pollito le contaba historias sobre la vida en la granja desde su punto de vista único, mientras Jacinta compartía con él sus sueños e inquietudes. Un día, mientras paseaban por los campos de maíz, el pollito le dijo a Jacinta: "-Quiero enseñarte algo especial.

" La llevó hasta un rincón escondido donde crecían las flores silvestres más hermosas que Jacinta jamás había visto. "-Estas flores son como tú: únicas y especiales", le dijo el pollito cariñosamente.

Jacinta sintió una cálida sensación en su corazón al escuchar esas palabras. Se dio cuenta de lo afortunada que era por tener al pollito como amigo y por descubrir la belleza oculta en lugares inesperados.

Con el tiempo, Jacinta aprendió muchas lecciones valiosas gracias a la amistad con el pollito parlante. Aprendió a valorar la diversidad en todas sus formas, a apreciar las pequeñas cosas de la vida y sobre todo, a nunca subestimar el poder de la amistad verdadera.

Y así fue como Jacinta descubrió que los amigos pueden venir en todas las formas y tamaños posibles; incluso en forma de un simpático pollito parlante que cambió su vida para siempre.

FIN.

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