Jaime y su Viaje a la Luna
Era un día soleado en la ciudad, y Jaime, un niño rubio de ojos azules, estaba muy emocionado. ¡Hoy era el día de su gran aventura! Había sido elegido para una misión muy especial: ¡viajar hasta la luna en un cohete! Era algo increíble, algo que todos los niños soñaban, y a Jaime le parecía un cuento de hadas hecho realidad.
"¿Estás listo para despegar, Jaime?" le preguntó el Capitán Santiago, el piloto del cohete.
"¡Sí, estoy listo!" respondió Jaime, con una gran sonrisa y sus ojos brillando de emoción.
El cohete se llamaba Luna-Mágica, y tenía un diseño colorido con estrellas y planetas pintados en su exterior. Cuando iniciaron el conteo regresivo, Jaime sintió mariposas en el estómago.
"Tres, dos, uno... ¡despegue!" gritó el Capitán.
El cohete vibró y luego, ¡puf! Se elevó hacia el cielo. Jaime miraba por la ventana, y todo se veía pequeño: las casas, los árboles y hasta los pájaros que volaban. En un instante, el cohete alcanzó la gravedad cero. Era como estar en un sueño, ¡Jaime flotaba!"¡Mirá, estoy volando!" exclamó mientras se deslizaba por el interior del cohete, como si fuera un astronauta en apogeo.
"Eso es, Jaime, cuídate de no chocar" dijo el Capitán mientras se reía.
Mientras volaba, un asistente espacial le trajo algo especial: ¡helado espacial!"¿Helado? ¿En el espacio?" preguntó Jaime con curiosidad.
"Sí, ¡es nuestro postre favorito!" explicó el asistente.
"¿Puedo probarlo?" inquirió entusiasmado.
"Por supuesto, es de sabor a estrellas y cometas" respondió el asistente, ofreciéndole un cucurucho flotante.
Jaime saboreó el helado y sintió un estallido de sabor en su boca. "¡Es increíble!"
Mientras disfrutaba de su helado flotante, recordó la razón de su misión. Tenía que colocar una bandera en la luna para que todos supieran que Jaime, el niño aventurero, había llegado. Después de un largo y emocionante viaje, el cohete finalmente aterrizó.
"¡Llegamos!" gritaron todos emocionados.
Al salir del cohete, Jaime sintió la suave y polvorienta superficie lunar. Miró hacia atrás y vio la Tierra, ¡era hermosa!"Es el lugar más asombroso que he visto," pensó. Estaba ansioso por plantar su bandera, que era de colores brillantes.
"Yo, Jaime, declaro que esta luna es un lugar de aventuras y sueños," dijo mientras clava la bandera en la superficie lunar.
Pero de repente, escuchó un ruido extraño.
"¿Qué es eso?" preguntó asustado.
"¡Jaime, ven aquí!" lo llamó el Capitán.
Resulta que un grupo de curiosos extraterrestres estaban mirando desde detrás de un cráter. Jaime se acercó con cautela.
"Hola, soy Jaime. No vengo en son de guerra, sólo un niño que quería ver la luna" les dijo con timidez.
Los extraterrestres, sabían que no existían humanos en la luna, por lo que estaban sorprendidos. Uno de ellos, que tenía piel azul y ojos grandes, dijo:
"Hola, Jaime. Somos los Lunéticos. Havíamos oído que llegaba un humano".
Jaime se sintió aliviado y les preguntó:
"¿Puedo ser su amigo?"
"Claro, compartamos helado espacial," respondieron los Lunéticos, y juntos comenzaron a disfrutar de una fiesta lunar con helados flotando por el aire.
Después de un día de juegos y risas, Jaime supo que había hecho nuevos amigos. Era hora de volver a casa, y todos se despidieron con promesas de escribir. El cohete despegó, y Jaime miró la luna mientras se alejaba. Había cumplido su misión, pero sobre todo, había hecho amigos en un lugar donde nunca imaginó encontrar.
Al volver a la tierra, Jaime les contó a todos su aventura.
"Nunca dejen de soñar. El espacio es un lugar para amigos, aventuras y helado" dijo con una gran sonrisa, mientras abrazaba a su madre.
"Y siempre, siempre hay margen para una nueva historia" pensó, mirando la luna que brillaba en el cielo.
FIN.