Jazmín y las Rosas Encantadas
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Jazmín que adoraba las rosas. Cada día pasaba horas en el jardín de su abuela, cuidando de las flores y aprendiendo sobre sus colores y aromas. Jazmín sabía que había rosas de todos los tamaños y matices, pero lo que más le fascinaba eran las leyendas que su abuela le contaba sobre ellas.
Un día, mientras Jazmín regaba las rosas, escuchó un ligero susurro. "Hola, Jazmín", dijo una rosa de un hermoso color rojo.
"¿Quién está hablando?" - preguntó la niña, sorprendida.
"Soy Rosa, una rosa mágica que vive en tu jardín. He estado observándote y aprecio tu dedicación."
Jazmín no podía creer lo que oía. "¿Rosas que hablan? ¡Esto es increíble!"
"Sí, y tengo una misión para ti" - continuó Rosa. "Necesitamos tu ayuda. En el bosque cercano hay un niño que ha olvidado cómo disfrutar de la belleza de la naturaleza. Su nombre es Lucas. La tristeza de Lucas hace que las flores duden en florecer."
Jazmín, con su corazón lleno de entusiasmo, decidió ayudar. "¡Claro! ¿Cómo puedo hacer que Lucas se sienta mejor?"
"Ven esta tarde al bosque, y yo te guiaré" - respondió Rosa antes de desaparecer.
Esa tarde, Jazmín se adentró en el bosque. De repente, el aire se llenó con la fragancia de tantas flores hermosas que parecían esperando su llegada. "Sigue el camino de los lirios y encontrarás a Lucas", le dijo una mariposa que revoloteaba a su alrededor.
Jazmín siguió las indicaciones de la mariposa y, al acercarse, vio a un niño sentado en una roca, con la mirada perdida en el suelo. "Hola, soy Jazmín. ¿Te gustaría que exploráramos el bosque juntos?"
Lucas levantó la vista y, al ver la calidez en la sonrisa de Jazmín, se sintió un poco curioso. "No sé... no tengo ganas de hacer nada, las flores no son importantes."
Sin rendirse, Jazmín compartió su fascinación por las flores. "Pero las flores tienen historias. ¿Sabías que una rosa puede ser roja por el amor y blanca por la paz? Cada color tiene un significado especial."
Lucas frunció el ceño. "¿De verdad?"
"Sí, y el aroma de las flores puede cambiar tu estado de ánimo. ¡Ven, probemos con un juego! Te enseñaré a hacer un ramo. Cada rosa que elijas contará una historia."
Con algo de duda, Lucas se levantó y decidió seguirla. Fueron recogiendo rosas de diferentes colores y Jazmín le mostró cómo hacer un ramo. A medida que Lucas escuchaba cada historia, su sonrisa comenzó a asomarse.
Al final del recorrido, Jazmín le entregó su ramo. "Mira, Lucas. Cada rosa que elegiste tiene un significado especial. ¿Qué significan para vos?"
Lucas, mientras olfateaba las flores, comenzó a conectar con su entorno. "La roja es para mi hermana, la que siempre me cuida. La amarilla es para mi mamá que siempre me dice que brille. ¡Son hermosas!"
Justo en ese momento, el bosque se llenó de colores, las flores comenzaron a florecer a su alrededor, y el canto de los pájaros resonó. "Lucas, ¡mira! Todo está viviéndose aquí y ahora."
"No sabía que podían significar tanto..." - dijo Lucas asombrado.
De repente, Rosa, la rosa mágica, apareció entre las flores. "Gracias, Jazmín. Has devuelto la alegría a Lucas y a la naturaleza. Él puede sentir la felicidad de las rosas porque ha visto su belleza."
Los tres jugaron en el bosque, compartiendo historias y risas. Desde ese día, Lucas descubrió el poder de la naturaleza y cómo podía aprender a disfrutar de lo simple. Jazmín, feliz, sabía que había hecho un amigo y que juntos, seguirían apreciando la belleza de las flores.
Regresaron al pueblo, donde Lucas compartió con todos lo que había aprendido. Todos, incluidos los adultos, se sintieron inspirados a cuidar su entorno y aprecian la belleza que los rodeaba. Jazmín y Lucas, convertidos en amigos inseparables, se convirtieron en embajadores de las flores, conociendo cada día más sobre su mágico mundo. Y así, en aquel pequeño pueblo, las rosas no solo hablaban, sino que también tejían lindas amistades llenas de colores y risas.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.