Jesu el Abogado



En un pequeño barrio de Buenos Aires, donde los árboles florecían en primavera y las risas de los chicos se escuchaban en toda la manzana, vivía un niño llamado Jesu. Jesu no era un niño común y corriente; ¡él tenía un sueño! Quería convertirse en abogado. Todos los días le dedicaba un rato a leer libros sobre derechos y justicia, y soñaba con ayudar a las personas que lo necesitaban.

Un día, mientras caminaba con su perro, Roco, se encontró con una conmovedora situación. Un vecino, el señor Gómez, estaba muy angustiado.

- “¿Qué sucede, señor Gómez? ” - preguntó Jesu.

- “Mis plantas están siendo llevadas por el viento y mis aves se han escapado, no sé qué hacer... ¡me siento tan triste! ” - respondió el señor Gómez con lágrimas en los ojos.

Jesu decidió ayudarlo. Se le ocurrió organizar un torneo de cuidados de mascotas y plantas en el parque del barrio. Así, todos los vecinos podrían aprender a cuidar de sus animales y plantas de manera más eficiente y divertida.

El día del torneo, mucha gente llegó. Entre ellos estaba Luisa, la vecina que siempre se quejaba de que los niños hacían mucho ruido.

- “¿Por qué tengo que venir aquí, si solo quiero paz y tranquilidad? ” - dijo Luisa, con mirada seria.

Jesu, con voz amable, le respondió:

- “Pero Luisa, aquí también hay alegría y sonrisas. ¡Podemos cuidarnos unos a otros! ¿No querrías que tus plantas estén sanas y alegres? ”

La señora Luisa reflexionó un momento y luego le dijo:

- “Tienes razón, pequeño. Quizás puedo aprender algo nuevo.”

Durante el torneo, los niños y adultos se unieron y compartieron técnicas para cuidar sus plantas y animales. Todos se reían y viceaban, los pájaros de Roco saltaban entre los arbustos mientras el señor Gómez sonreía al ver que todos colaboraban.

De repente, un fuerte viento sopló y uno de los amigos de Jesu, Tomi, empezó a correr detrás de una cometa que había volado. Para sorpresa de todos, la cometa se enredó en el tendedero de la vecina, la señora Marta, quien quedó muy enojada:

- “¡Eso no se hace, me arruinaron la ropa! ” - gritó furiosa.

Jesu, viendo que la situación se complicaba, corrió hacia ella y dijo:

- “Perdón, señora Marta. Fue un accidente. ¿Podemos arreglarlo? Quizás podríamos usar la cometa para hacer otro taller de manualidades y hacer una nueva, ¡incluso mejor! ”

La señora Marta lo miró sorprendida por la propuesta, pero pensó en lo que Jesu decía. Finalmente sonrió y dijo:

- “Está bien, acepto tu propuesta. Así puedo aprender a hacer una nueva. Pero también quiero que Tomi me ayude a sacar este enredo.”

Así, Jesu no solo había ayudado a su vecino el señor Gómez, sino también a la señora Marta y a Tomi. Todos aprendieron algo sobre el cuidado mutuo y la resolución de conflictos.

Al finalizar el evento, los niños y adultos aplaudieron y vitorearon a Jesu por su gran iniciativa.

- “¿Ves, Roco? ¡Ser abogado no solo es pelear en un juicio! También se trata de ayudar a la gente a entenderse y ser felices.”

Desde ese día, Jesu se sintió más inspirado que nunca. Todo el barrio aprendió que la verdadera justicia viene de la comprensión, la colaboración y el amor entre vecinos. Y así, Jesu, el pequeño abogado del barrio, seguía cumpliendo su sueño, ayudando a construir un mundo más justo y pleno para todos.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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