Jesús, el niño bondadoso de Villa Feliz



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, un niño llamado Jesús. Jesús era muy inteligente, amable y cariñoso, pero tenía fama de ser tremendin.

Siempre estaba metido en líos y travesuras que ponían de cabeza a todo el pueblo. Un día, la maestra de la escuela le pidió a Jesús que cuidara el huerto escolar mientras ella iba a buscar algunas semillas nuevas.

"Jesús, por favor cuida las plantas y no hagas ninguna travesura", le dijo la maestra antes de irse. Pero apenas la maestra se fue, Jesús comenzó a jugar con el agua de riego y terminó empapando a todos los compañeros que estaban cerca.

"¡Jesús! ¡Ya te dije que no hicieras travesuras!", le regañó uno de sus amigos. Jesús se disculpó y prometió comportarse bien.

Sin embargo, cuando vio un nido de pájaros en uno de los árboles del huerto, no pudo resistir la tentación y decidió trepar para ver de cerca a los pichones. Pero al hacerlo, provocó que los pájaros salieran volando asustados y el nido cayera al suelo. "¡Ay no! ¿Qué has hecho?", exclamaron sus amigos al ver caer el nido.

Jesús se sintió mal por lo ocurrido y decidió arreglar su error. Recogió con cuidado el nido caído, lo colocó en una rama segura del árbol y esperó pacientemente hasta que los pájaros regresaran.

Con el paso de las horas, los padres pájaros volvieron al nido y encontraron a sus crías sanas y salvas gracias a la ayuda de Jesús. Los pájaros comenzaron a cantar felices y revolotearon alrededor del niño como muestra de gratitud.

Desde ese día, Jesús aprendió que aunque le gustaba divertirse con travesuras, también era importante ser responsable y ayudar cuando alguien lo necesitaba. Se convirtió en un ejemplo para todos en Villa Feliz demostrando que incluso los más traviesos pueden cambiar para bien.

Y así, entre risas y enseñanzas, Jesús creció rodeado del cariño y respeto de toda su comunidad gracias a su bondad e inteligencia puesta al servicio del prójimo.

FIN.

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