Jesús Ramón y la Aventura del Bosque Encantado



Era una mañana soleada en El fuerte Sinaloa. Jesús Ramón Soto Vega, un niño de diez años, salió de su casa con una gran sonrisa. Con sus ojos brillantes, se subió a su bicicleta y pedalearon por el camino de tierra que llevaba a un denso bosque cercano.

"- ¡Hoy será un gran día!" exclamó, llenándose de emoción por la aventura que le esperaba.

Jesús Ramón no solo era un niño travieso y carismático, sino que también era muy curioso. Disfrutaba explorando la naturaleza y resolviendo los problemas que encontraba en su comunidad. Últimamente, había notado que algunos árboles del bosque comenzaron a secarse.

"- ¡Eso no está bien!" pensó Jesús Ramón, decidido a averiguar qué estaba sucediendo. Al llegar al bosque, se sintió rodeado de pajaritos, ardillas y las hojas brillantes de los árboles. Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció un poco al notar que algunos árboles estaban en mal estado.

Mientras examinaba las hojas, escuchó un suave susurro.

"- ¡Ayuda!" dijo una voz diminuta. Jesús Ramón miró a su alrededor y vio a una pequeña hada atrapada entre unas ramas.

"- ¡Oh, no! ¿Cómo llegaste aquí?" preguntó, acercándose cautelosamente.

"- Yo soy Arelia, el hada del bosque. Unos humanos han estado contaminando el agua, y eso ha afectado a los árboles y animales. ¡Por favor, ayúdame!" suplicó Arelia, con voz angustiada.

Jesús Ramón, sintiéndose decidido, preguntó: "- ¿Qué puedo hacer?"

"- Necesitamos hacer que la gente se dé cuenta de lo que está sucediendo y juntos, podemos limpiar el río y proteger nuestro hogar. ¡Pero no puedo hacerlo yo sola!" explicó Arelia.

"- ¡Cuenta conmigo!" dijo Jesús Ramón, entusiasmado. "- Voy a hacer que todos se unan a la causa."

Así que, al siguiente día, Jesús Ramón organizó una reunión en la plaza del pueblo. Convocó a sus amigos y a los adultos de la comunidad.

"- ¡Hola a todos!" comenzó Jesús Ramón, alzando la voz. "- Hoy quiero hablarles sobre nuestro bosque y cómo podemos ayudar a salvarlo. La hada Arelia me dijo que está sufriendo por la contaminación en el río. Necesitamos actuar juntos. ¿Ustedes se suman?"

Los habitantes miraron a Jesús Ramón, sorprendidos por su iniciativa. Algunos murmuraron entre ellos.

"- Debemos cuidar nuestro entorno, tenemos que ayudarla," dijo la mamá de Jesús Ramón, alentando a todos a escuchar.

Después de un rato, varios niños, adultos y hasta algunos ancianos comenzaron a levantar la mano, listos para unirse a la acción. "- Yo quiero ayudar" dijo una niña de su clase, "- yo también!" se donaron más manos para el esfuerzo.

Con entusiasmo, se financió una jornada de limpieza. Al día siguiente, toda la comunidad se reunió a orillas del río, con guantes y bolsas para recoger basura. Trabajaron duro, riendo y charlando.

Después de varias horas de trabajo, el lugar comenzó a verse limpio y el agua brillaba como nunca.

"- ¡Mirá, Arelia!" exclamó Jesús Ramón, al ver a la hada flotando feliz sobre su cabeza.

"- ¡Lo lograron!" gritó Arelia, llena de alegría. "- Gracias a todos ustedes, el bosque comenzará a sanar."

Entonces, Arelia levantó su varita mágica y lanzó un hechizo. Los árboles enfermos comenzaron a florecer nuevamente, llenando el aire con un dulce aroma de flores.

"- ¡Increíble!" dijo Jesús Ramón, sonriendo mientras veía las hojas verdes brotar de las ramas.

"- Todo gracias a ustedes. No olviden que la naturaleza depende de su cuidado. Cada pequeño gesto cuenta" advirtió Arelia, mientras empezaba a desvanecerse entre las flores.

Después de aquella mágica experiencia, Jesús Ramón y su comunidad aprendieron la importancia de proteger su entorno. Desde aquel día, no solo se propusieron cuidar del bosque, sino también plantar más árboles y enseñar a los niños sobre el respeto a la naturaleza.

Todos los fines de semana organizaban salidas para limpiar el río y crear conciencia sobre el medio ambiente. Jesús Ramón se convirtió en un líder en su comunidad, siempre lleno de ideas para ayudar y proteger la naturaleza. Y así, cada vez que veían florecer su bosque encantado, recordaban la importancia de cuidar su hogar y el compromiso que asumieron juntos.

FIN.

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