Jirafa perdida en la ciudad



Era un hermoso día de sol en el zoológico local. Lili, una jirafa curiosa de manchas doradas, se asomaba a la ventana de su recinto, mirando hacia la ciudad. "¿Qué habrá del otro lado?"- pensaba, soñando con aventuras. Un día, mientras el cuidador distraía a los demás animales, Lili decidió escapar en busca de una emocionante aventura.

Al salir del zoológico, se encontró con un bullicioso barrio. Las calles estaban llenas de gente, automóviles y ruidos. Lili, emocionada pero un poco asustada, trató de saber dónde estaba. "¿Dónde estoy?"- se preguntó, mirando alrededor.

De repente, un niño que pasaba la vio y exclamó: "¡Mirá, una jirafa!"- Lili se sintió especial y decidió seguir al niño. "Hola, soy Lili, la jirafa. ¿Podés ayudarme a encontrar el zoológico?"-

El niño se llamaba Tomás, y sorprendido, respondió: "Claro, pero primero tenés que conocer la ciudad. Vení, ¡te muestro!"- Juntos comenzaron a recorrer las calles. Tomás le mostró la plaza, los parques y los templos de colores.

Lili se maravillaba con todo lo que veía. "Todo es tan diferente a mi hogar. ¡Mirá esos árboles! Son más bajitos que los de mi casa. ¡Y esos edificios son gigantes!"-

Tomás sonrió. "Sí, la ciudad es como un gran laberinto. Pero no te preocupes, yo tengo un mapa en mi mochila. ¡Podemos usarlo para encontrar el zoológico!"-

Sin embargo, mientras paseaban, se encontraron con un obstáculo. Un grupo de patos cruzaba la calle, no dejándolos pasar. "¡Ay, Lili! No sé cómo vamos a pasar. No puedo empujar a los patos. Ellos son mis amigos!"- Tomás se sentía frustrado.

Pero Lili, recordando cómo en el zoológico había aprendido sobre el respeto hacia los animales, tuvo una idea. "Esperemos a que ellos terminen de cruzar. ¡Podemos cantar mientras tanto!"-

Tomás se rió. "¿Cantar? ¿Cuánto tiempo creen que van a tardar?"-

"¡Un momento!"- exclamó Lili. Y así empezaron a cantar una canción divertida. Para su sorpresa, los patos, encantados por la música, comenzaron a bailar. ¡Tan ocupados estaban que no se dieron cuenta del tiempo! De pronto, un pato, impresionado con la melodía, decidió liderar a los demás hacia el otro lado.

Lili y Tomás aprovecharon la oportunidad y cruzaron rápidamente. "¡Lo logramos!"- gritó Tomás, dándole un fuerte abrazo a Lili.

Continuaron su camino y se adentraron en un parque lleno de niños jugando. Lili se sintió un poco insegura entre tanto movimiento. "No sé si soy lo suficientemente grande para jugar con ellos..."-

"¡Pero sos especial!"- le dijo Tomás. "Tu longitud te permite ver las cosas desde lo alto. Ser diferente es genial".

Así que Lili se animó y miró a los niños con una sonrisa. Empezó a servir de punto de encuentro, llamando a los niños a continuar nuestros juegos. Pronto se organizó una gran ronda de juegos, todos querían jugar con Lili, la jirafa alta. Fue la estrella del día.

Después de toda la diversión, Lili se dio cuenta de que el sol empezaba a bajar. "Tomás, ¿crees que podamos volver al zoológico en este momento?"-

"Sí, claro. Sigamos el mapa. Está cerca de aquí", contestó el niño.

Pero pronto se encontraron con otra dificultad: una gran carretera llena de autos y un semáforo en rojo. "¡No voy a poder cruzar, soy muy alta!"- Lili empezó a sentirse nerviosa.

"¡Esperemos!"- dijo Tomás. "Hay que ser pacientes. Cuando el semáforo cambie, podremos cruzar juntos"- Lili comprendió que ser alta a veces podía ser un reto, pero también significaba que había que esperar el momento adecuado.

Finalmente, el semáforo se puso en verde.

"¡Ahora sí!"- exclamó Tomás mientras ambos corrían hacia el zoológico. Al llegar, el cuidador los estaba esperando con una gran sonrisa. "¡Lili! Te estaba buscando. ¿Te divertiste mucho en la ciudad?"- La jirafa contaba historias sobre patos bailarines y juegos en el parque.

"Fue increíble. Aprendí que ser diferente hace que las aventuras sean aún más emocionantes"-

Desde aquel día, Lili seguía siendo la misma jirafa curiosa, pero ya no tenía miedo de su altura. Aprendió que en la ciudad, como en la vida, siempre encontraremos nuevas formas de lidiar con los desafíos y descubrir que nuestras diferencias nos hacen únicos.

Así terminó el gran día de Lili, la jirafa perdida en la ciudad, quien ahora quería compartir sus historias con todos en el zoológico, porque a veces, las aventuras más inolvidables vienen de los lugares más inesperados.

FIN.

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