Joaco se egresa del jardín



En un pequeño barrio de Buenos Aires, había un jardín de infantes lleno de risas y juegos. Entre los muchos niños que jugaban allí, había uno muy especial: Joaco. Con sus ojos brillantes y su corazón curioso, Joaco estaba a punto de vivir una aventura que jamás olvidaría, ya que ese año estaba por egresar del jardín.

El día de la graduación se acercaba y Joaco estaba emocionado. Pero también un poco nervioso. "¿Y ahora qué va a pasar?"-, se preguntaba, mientras observaba a sus amigos correr y jugar. Una mañana, mientras estaban en el patio, su maestra, la señora Sofía, se acercó.

"Joaco, ¿qué te preocupa?"-, le preguntó con una sonrisa.

"Señora Sofía, no sé qué voy a hacer cuando egresé. No quiero alejarme de mis amigos"-, respondió, con un profundo suspiro.

"Es normal sentir un poco de miedo, pero recuerda que egresar significa que van a empezar nuevas aventuras. Siempre llevarán el cariño de sus amigos en el corazón"-, le explicó la maestra.

Joaco asintió, pero la preocupación seguía en su mente. Así que decidió hablar con sus amigos. Se reunieron bajo el viejo árbol del jardín, que había sido su lugar favorito para jugar.

"Chicos, estoy preocupado por egresar..."-, empezó Joaco, con un poco de timidez.

"Pero esto es algo emocionante, Joaco!"-, dijo Leo, uno de sus amigos más juguetones.

"Sí, vamos a seguir juntos en la primaria!"-, agregó Ana, con una gran sonrisa.

"Pero... ¿Y si no me llevan en la misma escuela?"-, preguntó Joaco, frunciendo el ceño.

Los amigos se miraron entre sí, buscando una respuesta.

"No importa donde vayamos, ¡siempre seremos amigos!"-, exclamó Lucas, dándole un codazo a Joaco.

"Sí! Haremos un club de amigos!"-, gritó Ana emocionada.

"Y nos prometemos vernos siempre, ¿sí?"-, añadió Leo.

El corazón de Joaco se llenó de alegría al escuchar el apoyo de sus amigos. Se sintió un poco más tranquilo. Pero llegó el día de la graduación y la emoción estaba en el aire. Todos los niños lucían sus mejores trajes, y los padres estaban allí con cámaras, listos para inmortalizar el momento.

La señora Sofía se acercó al escenario.

"Niños, hoy es un día muy especial. Están dejando atrás una etapa, pero también están listos para explorar un nuevo mundo. Y recuerden, el amor y la amistad nunca se van. ¡Sigamos celebrando!"-, dijo, mientras aplaudía.

Los niños aplaudieron y sintieron que, a pesar de los cambios, su cariño por el jardín y entre ellos siempre estaría presente.

Joaco se sintió emocionado y agradecido. En medio de los aplausos, comenzó a recordar todos los momentos divertidos que había compartido con sus amigos. Desde las pinturas hasta las exploraciones en el patio. Se dio cuenta de que, aunque la contextura del jardín estaba cerrándose, siempre tendría esos recuerdos y los lazos que había creado.

Cuando llegó el momento de recoger su diploma, Joaco se sintió como un verdadero explorador del mundo. Mientras sostenía su diploma con orgullo, su maestra le dio un abrazo y le susurró al oído:

"Recuerda, Joaco, el futuro está lleno de sorpresas y todo lo aprendido aquí te acompañará siempre".

Y así, Joaco salió del jardín con una gran sonrisa, listo para afrontar lo que vendría. Sabía que los cambios eran parte de la vida, y aunque el jardín quedaba atrás, su aventura apenas comenzaba. Al salir, miró a sus amigos y les dijo:

"Nos veremos en la primaria, y formaré parte del mejor club de amigos".

Con el corazón lleno de ilusión y el espíritu listo para la aventura, Joaco se despidió del jardín, pero no de sus amigos, porque sabía que siempre vivirían en su corazón. Y así, cada uno continuó su camino, llevándose consigo un pedacito de ese jardín mágico donde habían aprendido y crecido juntos.

Fin.

FIN.

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