Joaquina, la campeona gimnasta
Joaquina era una niña muy especial. Desde pequeña se había interesado por la gimnasia artística y, a pesar de no tener todas las facilidades del mundo para entrenar, nunca dejó de luchar por su sueño.
Un día, Joaquina decidió inscribirse en un torneo muy importante que se celebraría en su ciudad. Sabía que la competencia sería dura, pero estaba dispuesta a dar lo mejor de sí misma para demostrar que podía ser la mejor.
Durante semanas, Joaquina se preparó con mucho esfuerzo y dedicación. Practicaba todos los días durante horas y trataba de superarse a sí misma en cada entrenamiento. Finalmente llegó el gran día del torneo.
Joaquina estaba nerviosa pero también emocionada por poder mostrar todo lo que había aprendido. Cuando llegó su turno, salió al escenario con mucha confianza y empezó a hacer sus rutinas. Los jueces estaban impresionados con el talento de Joaquina.
Cada movimiento era perfecto y parecía flotar en el aire como si fuera una pluma. Cuando terminó su presentación, el público aplaudió fuertemente mientras los jueces tomaban nota de su desempeño. Después de unas largas horas de espera, llegó el momento más esperado: la entrega de premios.
Los finalistas fueron llamados uno por uno hasta que anunciaron al ganador del primer lugar: ¡Joaquina! La alegría invadió a Joaquina al escuchar su nombre siendo anunciado como ganadora del torneo.
Subió al podio entre lágrimas y recibió una medalla dorada mientras todos la ovacionaban. -¡Felicidades, Joaquina! -dijo el entrenador emocionado-. ¡Eres una campeona! -Gracias, gracias a todos -respondió Joaquina con lágrimas en los ojos-.
Este triunfo es para mi familia y mis amigos que siempre me apoyaron. Y también para mí misma, por nunca haber dejado de creer en mí. Joaquina se convirtió en un ejemplo de perseverancia y dedicación para todos los niños que sueñan con alcanzar sus metas.
Su victoria demostró que si trabajamos duro y nunca perdemos la fe en nosotros mismos, podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos.
FIN.