Joaquina, la niña caza dragones



En un pequeño pueblo de la Patagonia, vivía Joaquina, una niña de diez años con una curiosidad insaciable y un gran sueño: ser caza dragones. Desde que era muy pequeña, escuchaba historias sobre criaturas mágicas que vivían en las montañas cercanas. Las historias de valientes héroes y dragones emocionaban su imaginación, y cada noche, antes de dormir, soñaba con ser parte de esas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano, Joaquina se tropezó con un viejo libro polvoriento en un tronco caído. Al abrirlo, descubrió que era un manual de caza de dragones, lleno de ilustraciones asombrosas y consejos sobre cómo encontrar a las criaturas. Una página llamó particularmente su atención: "Los dragones no son tus enemigos, sino amigos que esperan ser entendidos".

- “¿Amigos? ¡Qué interesante! ”, pensó Joaquina.

Decidida a encontrar un dragón, reunió sus cosas: un mapa, una brújula y, por supuesto, su fiel mochila llena de bocadillos. Cuando llegó al pie de la montaña, comenzó su búsqueda, deseando descubrir a algún dragón.

Después de varias horas de caminata, Joaquina escuchó un ruido inusual. Al acercarse, se encontró con un pequeño dragón azul atrapado en una trampa hecha de ramas.

- “¡Oh, pobrecito! ¡No te preocupes, te ayudaré! ”, exclamó Joaquina.

Con cuidado, Joaquina desató al pequeño dragón, que, al sentirse libre, batió sus alas con alegría y le dijo:

- “Gracias, valiente niña. Me llamo Drakito. La mayoría de los humanos piensan que somos feroces, pero solo queremos ser amigos”.

Joaquina sonrió, sorprendida de que un dragón pudiera hablar.

- “¿Te gustaría que fuéramos amigos? ”, preguntó Joaquina.

- “¡Por supuesto! Pero hay un problema. Un villano llamado Malvado Zog ha estado aterrorizando dragones y humanos por igual. Necesitamos tu ayuda para detenerlo”, respondió Drakito.

Sin pensarlo dos veces, Joaquina aceptó ayudar a su nuevo amigo. Juntos, se adentraron en la cueva de Zog. Cuando llegaron, encontraron a Zog rodeado de trampas y ruidos extraños.

- “¡Alto ahí! ¡No lastimes a los dragones! ”, gritó Joaquina, plantando firme sus pies.

- “¿Y quién se atreve a interrumpirme? ”, rió Zog, ignorando la presencia de la niña.

Entonces, Drakito voló sobre la cabeza de Zog, lanzando pequeñas chispas de fuego.

- “¡Detente, Zog! No eres un cazador, eres un villano. Necesitas aprender a ser amable y a crear amistad en lugar de miedo”, le dijo Drakito.

Zog, sorprendido por la valentía de Joaquín, se dio cuenta de que su comportamiento había estado mal. Se sentía solo y eso lo había llevado a comportarse de manera rencorosa.

- “Quizás no necesito ser un villano. Si ustedes son tan valientes y amistosos, tal vez yo pueda aprender también”, dijo Zog, un poco avergonzado.

Joaquina, con su gran corazón, le respondió:

- “Siempre hay espacio para cambiar, Zog. Podemos enseñarte a ser amigo de los dragones y de todos los que habitan en estos bosques”.

Desde ese día, Zog, Drakito, y Joaquina se convirtieron en los mejores amigos. Juntos, viajaron por el pueblo, llevando sus historias de amistad y valentía. La gente comenzó a confiar en los dragones, y Zog aprendió a ser el guardián del bosque, protegiendo a sus amigos dragones; ya no era un villano, sino un amigo.

Y así, la historia de Joaquina, la niña caza dragones, se convirtió en leyenda. Su valentía y amabilidad había logrado transformar a quienes eran considerados enemigos en amigos, sólo con un acto de bondad.

Porque, al final, todos los seres, grandes o pequeños, sólo necesitan un poco de amor y compasión para encontrar su lugar en el mundo.

FIN.

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