Joaquina y su gran día en el jardín



Había una vez en San Andrés de G, un hermoso pueblo donde vivía la pequeña Joaquina. Era un viernes soleado, y todos estaban muy emocionados porque era el primer día de Jardín de la dulce niña.

Juli y Ale, los papás de Joaquina, estaban preparando todo para llevarla al Jardín. Mientras tanto, la abuela Graciela se encontraba haciendo las valijas con mucha ilusión.

Había decidido sorprender a su nieta con un regalo especial: una mochila llena de colores y dibujos para que pudiera guardar sus tesoros del Jardín. Moni y Gus, los abuelos de Joaquina, también estaban ansiosos por acompañarla en su primer día. Querían estar allí para darle ánimo y apoyarla en esta nueva etapa.

Y no podía faltar el tío Lucas, quien ya estaba practicando chistes para hacer reír a Joaquina cuando regresara a casa. Finalmente llegó el momento tan esperado.

Todos juntos partieron hacia el Jardín infantil donde Joaquina comenzaría su aventura educativa. Al llegar, Juli y Ale ayudaron a la pequeña a ponerse su mochila nueva mientras Graciela le entregaba una carta de la tía Carol deseándole un gran día.

"¡Qué emoción! ¡Vamos a divertirnos mucho hoy!", exclamó Juli con entusiasmo. "Sí, mi amor. Vas a conocer nuevos amigos y aprender muchas cosas nuevas", agregó Ale acariciando tiernamente la cabecita de Joaquina. La pequeña entró al Jardín con paso firme pero ojos curiosos.

Se acercó tímidamente hacia sus compañeros que jugaban en el patio y les sonrió con timidez. "Hola Joaqui, ¿quieres jugar con nosotros?", preguntó una niña llamada Sofi.

Joaquina asintió con alegría y pronto estaba correteando por el patio junto a sus nuevos amigos. Mientras tanto, afuera del Jardín, Graciela miraba orgullosa cómo su nieta se integraba felizmente al grupo. "Estoy segura de que va a ser una gran jornada para ella", dijo Moni emocionada.

"Sí, es maravilloso verla crecer tan feliz", respondió Gus con una sonrisa radiante en su rostro. El tiempo pasó volando y pronto fue hora de ir a buscar a Joaquina.

Cuando salió del Jardín corriendo hacia ellos con una sonrisa inmensa en su rostro, todos no pudieron contener las lágrimas de emoción. "¡Abu! ¡Tío! ¡Los quiero mucho!", gritó Joaquina mientras los abrazaba uno por uno. "Nosotros también te queremos mucho princesita", respondieron todos emocionados.

Y así terminó este primer día inolvidable en el Jardín infantil de San Andrés de G. Todos juntos caminaron hacia casa recordando cada detalle vivido ese día tan especial lleno de aprendizaje y amor familiar.

Y desde entonces, cada nuevo amanecer traería consigo nuevas aventuras e historias por descubrir en este mágico lugar donde crecían sueños y amistades sinceras para siempre jamás.

FIN.

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