Jonathan, el conejo amable


Había una vez un conejo llamado Jonathan. Era conocido en el bosque por su mal humor y su constante enojo. Siempre se quejaba de todo, desde el clima hasta la comida que encontraba.

Sus amigos animales intentaban acercarse a él para alegrarle el día, pero Jonathan siempre los espantaba con sus gruñidos y malas palabras. Un día, mientras caminaba por el bosque, Jonathan tropezó con una piedra y cayó al suelo.

Se levantó furioso y comenzó a insultar a la piedra. Pero entonces, escuchó una voz suave y amable detrás de él. "-¿Estás bien?"- dijo un pequeño ratón llamado Lucas. Jonathan miró al ratón sorprendido.

Nadie nunca antes se había preocupado por él cuando se caía o estaba herido. "-No me importa si estoy bien o no", respondió Jonathan con rudeza. Lucas no se dio por vencido e insistió en ayudarlo. Con paciencia, le ofreció una mano para levantarse del suelo.

"-Gracias", murmuró Jonathan sin mirarlo directamente. A partir de ese momento, Lucas siguió siendo amable con Jonathan sin importar cuánto este lo ignorara o lo tratara mal.

Un día, mientras exploraban juntos el bosque, Lucas encontró unas flores hermosas en medio del camino. Sin pensarlo dos veces, las recogió y las llevó hacia donde estaba Jonathan. "-Mira qué lindas flores encontré", dijo Lucas emocionado mientras le entregaba las flores a Jonathan.

El conejo enojón miró las flores e hizo un gesto de desdén. "-¿Qué quieres que haga con esto?", preguntó Jonathan con voz dura. Lucas sonrió y respondió: "-Puedes ponerlas en tu madriguera. Te ayudarán a tener un ambiente más alegre y colorido".

Jonathan se quedó pensativo por unos momentos. Nunca nadie antes le había ofrecido algo con tanta amabilidad y sin esperar nada a cambio. Finalmente, aceptó las flores de Lucas y las llevó a su madriguera.

Al colocarlas en un rincón, notó cómo el ambiente comenzaba a cambiar poco a poco. El aroma fresco de las flores llenaba el lugar y los colores vibrantes alegraban su vista. Desde ese día, Jonathan cambió gradualmente su actitud hacia la vida.

Aprendió a apreciar las pequeñas cosas que antes ignoraba y descubrió que la amabilidad podía hacer una gran diferencia en cómo se sentía. Comenzó a pasar más tiempo con Lucas y sus otros amigos animales, disfrutando de juegos divertidos e historias emocionantes.

Poco a poco, dejó atrás su mal humor y se convirtió en un conejo amable y considerado. La noticia sobre la transformación de Jonathan se extendió rápidamente por todo el bosque.

Los demás animales estaban sorprendidos pero felices por él. Incluso aquellos que habían sido víctimas de sus malos tratos decidieron darle una segunda oportunidad.

Y así, gracias al amor incondicional de Lucas y la paciencia de sus amigos animales, Jonathan aprendió que ser amable no solo beneficia a los demás, sino también al propio corazón del que ofrece esa bondad.

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