Jonathan y la Mochila Perdida



Era un día soleado en el barrio de La Estrella, y todos los chicos jugaban al fútbol en el parque. Entre ellos estaba Jonathan, un pequeño detective con una habilidad especial para resolver misterios. Su pasión por la investigación lo hacía popular entre sus amigos, que siempre acudían a él cuando algo extraño sucedía.

De repente, mientras dribleaban la pelota, uno de los chicos gritó:

- ¡Esperen! Mi mochila… ¡No la veo!

Era Lucas, un compañero de escuela muy inquieto. Jonathan se acercó rápidamente, sabiendo que necesitaban resolver este enigma.

- No te preocupes, Lucas. ¡Soy un experto en encontrar cosas perdidas! ¿Dónde la viste por última vez?

- Creo que la dejé cerca de la fuente - respondió Lucas, visiblemente preocupado.

Jonathan, junto a su grupo de amigos, decidió investigar. Empezaron a buscar alrededor de la fuente, preguntando a otros chicos si la habían visto.

- ¡Nadie la ha visto! - dijo Valentina, otra amiga bastante curiosa.

- No hay que perder la esperanza - respondió Jonathan con una sonrisa.

Al mirar un poco más atentamente, Jonathan se dio cuenta de que la mochila de Lucas no estaba en la fuente, pero sí había algo extraño:

Un grupo de chicos estaba reunido alrededor de una pelota muy brillante. Jonathan se acercó, intrigado.

- ¿Qué pasa? - preguntó, alarmado.

- ¡Es una pelota de fútbol nueva! - dijo Facundo, mientras la hacía rebotar. - La encontramos en la cancha. Pero un minuto después... ¡se fue rodando!

- ¡Espera un momento! - dijo Jonathan, pensando. - Esa pelota tiene que estar relacionada con la mochila.

Los chicos se miraron confundidos.

- Jonathan, ¿de qué estás hablando? - preguntó Lucas.

- Si solo hay dos lugares donde puede estar la pelota; o en la cancha o en la casa de quien la dejó caer. Y si la pelota de fútbol rodó lejos, probablemente alguien la tomó.

Rápidamente, Jonathan reunió a todos y decidieron explorar un poco más. Se acercaron al edificio más cercano, donde viven muchos chicos del barrio.

- Vamos a preguntar si alguien ha visto algo - dijo Jonathan.

- Pero, ¿y si se enojan? - dijo Valentina, nerviosa.

- No se preocupen, les diré que somos detectives. - aseguró Jonathan.

Al llegar a la puerta del primer departamento, apretaron el timbre, y una niña de cabello rizado, llamada Mariana, abrió la puerta.

- Hola. ¿Buscan algo? - preguntó amablemente.

- Sí, estamos buscando la mochila de Lucas y una pelota que se ha perdido - respondió Jonathan.

- ¡Sí! - interrumpió Mariana, sorprendida. - Vi a mi hermano jugando con una pelota igual. Puede ser que él esté en el parque.

Los chicos se miraron emocionados.

- ¡Vamos al parque! - gritaron al unísono.

Una vez en el parque, se encontraron con el hermano de Mariana, que estaba jugando con una pelota de fútbol en la otra cancha. Cuando Jonathan se acercó, lo saludó:

- ¡Hola! ¿Es tuya esta pelota?

- Sí, la encontré y la traje a jugar. - dijo el chico con una sonrisa.

- Nuestro amigo Lucas tiene una mochila que se ha perdido. ¿Te acuerdas de haberla visto? - preguntó Jonathan.

El chico se quedó pensando un segundo y luego dijo:

- Creo que la vi en el árbol mientras jugaba, pero no puedo subir tan alto.

Jonathan, intrigado, llevó a todos hacia el árbol más grande del parque. Y efectivamente, allí estaba, colgada de una rama, la mochila de Lucas.

- ¡Mirá! - gritó Lucas emocionado.

- La encontramos! - dijo Jonathan, aliviado. - Vamos a bajarla.

Con ayuda de todos, lograron hacer caer la mochila, y Lucas corrió para recuperarla inmediatamente.

- ¡Gracias, Jonathan! ¡Eres el mejor detective! - celebró Lucas abrazando su mochila.

Con una gran sonrisa, Jonathan respondió:

- No solo soy yo, somos un gran equipo. Y lo importante es que todos aprendimos a buscar y preguntar cuando algo se pierde. Ahora, ¿volvemos a jugar al fútbol?

Y así, después de una emocionante aventura, los chicos continuaron jugando en el parque, aprendiendo que juntos podían resolver cualquier misterio y que siempre era bueno preguntar antes de dar por perdido algo o a alguien.

FIN.

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