Jorge el Gorila Estudioso
Había una vez un gorila llamado Jorge que vivía en la selva y, a diferencia de sus amigos, se sentía muy curioso por el mundo de los humanos. Un día, mientras paseaba cerca de la escuela General Belgrano, escuchó a los niños riendo y cantando. Intrigado, decidió acercarse y mirar por la ventana. Fue entonces cuando vio un aula llena de niños aprendiendo sobre matemáticas y ciencias.
Esa misma tarde, Jorge se acercó a la escuela y, con un poco de nerviosismo, dijo:
"¡Hola! Soy Jorge, el gorila. Me gustaría aprender con ustedes."
Los chicos se miraron entre sí sorprendidos y al principio no sabían cómo reaccionar. Sin embargo, la maestra, la señora Fernández, con una sonrisa, respondió:
"¡Claro que sí, Jorge! Siempre hay espacio para un amigo curioso como vos."
Así, Jorge se convirtió en el estudiante más famoso de la escuela. A diario, hacía preguntas perspicaces y ayudaba a sus compañeros con sus tareas. Un día, la señora Fernández le propuso que diera un discurso en la asamblea del colegio sobre la importancia del aprendizaje.
"Ay, no sé si puedo hacerlo..." -dijo Jorge, mirando al suelo con timidez.
"Pero Jorge, vos ya estás enseñando a todos a amar el saber. Con tu entusiasmo, ¡seguramente inspirarás a muchos!" -le animó la maestra.
Después de pensarlo, Jorge aceptó. Se preparó con mucho esmero, escribiendo su discurso y practicando frente al espejo. El día de la asamblea, estaba muy nervioso, pero se subió al escenario y dijo:
"¡Hola a todos! Soy Jorge, y soy un gorila que ama aprender. No importa si somos grandes o chicos, siempre podemos aprender algo nuevo. Pero lo más importante es que debemos ser curiosos y nunca dejar de hacer preguntas."
Los niños lo escuchaban atentamente, y algunos incluso se reían de sus ocurrencias. Sin embargo, al final de su discurso, todos lo aplaudieron con entusiasmo.
Un día, tras la escuela, mientras jugaban en el parque, un grupo de chicos vio a Jorge leyendo un libro del espacio. Uno de ellos, Tomás, dijo burlonamente:
"¿Qué va a saber un gorila de estrellas? ¡Los gorilas no piensan!"
Jorge se sintió triste por las palabras de Tomás, pero decidió no rendirse. En lugar de enojarse, pensó en una forma de demostrar lo que sabía. Se acercó a Tomás y le propuso:
"¿Qué te parece si hacemos un proyecto juntos sobre los planetas? Yo puedo ayudar a buscar información y vos podés dar la presentación."
Tomás, sorprendido por la propuesta, dudó por un momento, pero finalmente aceptó. La semana siguiente, trabajaron juntos. Jorge mostró a Tomás un montón de datos interesantes sobre el sistema solar y, para su asombro, quedaron en tan buenas condiciones que Tomás le dijo:
"Nunca pensé que un gorila pudiera entender tanto sobre el espacio. Eres increíble, Jorge."
Con el tiempo, Jorge se fue ganando el respeto y la amistad de todos. Aprendió que muchas veces las apariencias engañan y que nunca hay que juzgar a alguien por lo que parece. El año escolar llegó a su fin, y todos los alumnos de la escuela General Belgrano organizaron una fiesta de despedida.
En la fiesta, la señora Fernández dijo:
"Hoy celebramos no solo el cierre del año escolar, sino también el gran impacto que tuvo Jorge en nuestra comunidad. Gracias por enseñarnos que el conocimiento no tiene límites."
Jorge, emocionado, contestó:
"Gracias a todos ustedes por permitirme ser parte de esta maravillosa aventura. Recuerden siempre, un gorila puede aprender, y ustedes también pueden alcanzar sus sueños si nunca dejan de preguntar y curiosidad."
Así, Jorge se convirtió no solo en un gorila sabio, sino también en un símbolo de amistad y aceptación. Todos aprendieron que con esfuerzo y un corazón abierto, siempre podían aprender algo nuevo, sin importar lo diferentes que seamos. Y así, Jorge siguió estudiando, siempre feliz y rodeado de amigos, convirtiéndose en el mejor embajador del conocimiento en la escuela General Belgrano.
FIN.