Jorge y el dragón de la bondad
Había una vez en un lejano reino, un valiente caballero llamado Jorge. Era conocido por su coraje y bondad, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaran.
Un día, el reino fue amenazado por un feroz dragón que sembraba el terror entre los habitantes. El rey, desesperado, convocó a Jorge para que enfrentara al temible dragón y salvara al reino. El valiente caballero aceptó sin dudarlo y se preparó para la peligrosa misión.
"¡Jorge, debes tener cuidado! Ese dragón es muy peligroso", advirtió el rey con preocupación. "No se preocupe, Majestad. Haré todo lo posible para proteger al reino", respondió Jorge con determinación.
Montando su fiel caballo blanco, Jorge partió hacia la cueva donde habitaba el dragón. Al llegar, se encontró con una enorme bestia de escamas brillantes y ojos de fuego que lo miraban fijamente. "¿Qué hace aquí, humano intruso?", rugió el dragón con voz atronadora.
"Vengo en nombre del reino para poner fin a tu reinado de terror", declaró Jorge valientemente. El dragón soltó una carcajada escalofriante y lanzó llamaradas de fuego hacia Jorge, quien hábilmente las esquivaba con su espada y escudo.
La batalla era intensa y parecía no tener fin. Sin embargo, en medio del combate, algo inesperado ocurrió. El dragón tropezó con una roca resbaladiza y cayó al suelo con un estruendo ensordecedor.
Jorge aprovechó ese momento para acercarse lentamente al monstruo caído. "¿Por qué no me atacas? ¿Acaso tienes miedo?", preguntó sorprendido el dragón. "No tengo miedo.
Solo creo que la violencia no es la solución", respondió Jorge con calma mientras extendía su mano hacia el monstruo herido. El dragón lo miró sorprendido por un instante antes de aceptar la ayuda del caballero para levantarse. En ese momento, algo extraordinario sucedió: las escamas del dragón comenzaron a desprenderse revelando una piel brillante llena de colores vibrantes.
"¡Nunca nadie había mostrado bondad hacia mí! Siempre me temieron por mi apariencia", susurró el dragón con emoción en sus ojos ahora amables. Jorge sonrió comprensivamente y extendió la mano nuevamente hacia él.
"Todos merecen una segunda oportunidad para cambiar y demostrar quiénes realmente son en su interior", dijo Jorge sabiamente. El antiguo enemigo se transformó en un majestuoso ser alado lleno de luz y coloridos destellos que iluminaban la cueva oscura como si fuera un arcoíris viviente.
Desde ese día en adelante, el ex-dragón protegió junto a Jorge al reino que alguna vez había temido su sombra oscura.
Y así termina esta historia sobre cómo la bondad puede vencer incluso a las criaturas más feroces cuando se le da una oportunidad.
FIN.