Jorge y la aventura romana



Había una vez un niño llamado Jorge, que tenía 5 años y era rubio con el pelo siempre de punta. En su colegio, había una niña llamada Alba, también de 5 años, preciosa y castaña con coletas.

Un día soleado en el patio del colegio, mientras Jorge jugaba con sus amigos, Alba desapareció misteriosamente. Todos estaban preocupados y no sabían dónde podía estar. Pero Jorge, valiente como era, decidió buscarla y rescatarla.

De repente, algo mágico ocurrió: el suelo del patio se abrió y ambos niños cayeron en un agujero que los llevó directamente al imperio romano. Se encontraron frente al majestuoso Coliseo Romano. Jorge miró a su alrededor sorprendido por la magnificencia del lugar.

Pero no había tiempo para perderse en la admiración porque debía encontrar a Alba. Decidieron separarse para cubrir más terreno.

Mientras caminaba entre las ruinas antiguas, Jorge escuchó una voz proveniente de una pequeña puerta escondida detrás de unas columnas. Se acercó cautelosamente y vio a Alba atrapada dentro de una jaula custodiada por un guardia romano malvado. "¡Alba! ¡Estoy aquí para salvarte!" exclamó Jorge emocionado.

"¡Jorge! ¡Qué alegría verte! Por favor ayúdame a salir de aquí", respondió Alba angustiada. Jorge ideó un plan ingenioso para distraer al guardia romano mientras liberaba a su amiga. Corrió hacia el guardia y comenzó a hacerle muecas graciosas.

El guardia, desconcertado por la actitud del niño, se distrajo lo suficiente como para que Jorge pudiera abrir la jaula y liberar a Alba. Ambos niños escaparon rápidamente de allí y continuaron explorando el imperio romano en busca de una salida.

En su camino, se encontraron con un grupo de gladiadores que estaban entrenando en un antiguo campo de batalla. "¡Deténganse!" gritó uno de los gladiadores al ver a los niños. "No deberían estar aquí".

Jorge explicó rápidamente la situación y les pidió ayuda para encontrar una forma de volver a casa. Los gladiadores, impresionados por la valentía de los niños, aceptaron ayudarlos. Uno de ellos conocía un antiguo hechizo que podía llevarlos de regreso al patio del colegio.

Juntos, recitaron las palabras mágicas mientras sostenían las manos de Jorge y Alba. De repente, el suelo tembló nuevamente y ambos niños se encontraron en el mismo patio del colegio donde todo había comenzado.

Estaban ilesos pero llenos de emociones por la aventura que habían vivido. Jorge corrió hacia sus amigos y les contó todo sobre su increíble viaje al imperio romano para rescatar a Alba. Todos quedaron asombrados y admirados por su valentía.

Desde ese día en adelante, Jorge fue conocido como el niño valiente con el pelo siempre de punta. Y él sabía que nunca debía subestimar sus propias habilidades porque era capaz de enfrentarse a cualquier desafío, incluso viajar en el tiempo al imperio romano para rescatar a su amiga.

FIN.

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