Jorgito, el día de la lluvia mágica
Era un día nublado en el pequeño pueblo de Las Nubes, y Jorgito, un niño curioso y lleno de sueños, se despertó sintiéndose un poco cansado. Había estado tan emocionado la noche anterior viendo la lluvia que no pudo dormir como debía.
"¿Por qué llueve, mamá?" - preguntó Jorgito mientras se frotaba los ojos y dejaba caer un rayo de sueño.
"La lluvia es mágica, Jorgito. Ayuda a las plantas a crecer y a los animales a tener agua para beber. Pero también es un buen momento para soñar" - respondió su mamá con una sonrisa cariñosa.
Jorgito salió al patio a observar las gotas caer. De repente, notó algo diferente en el aire. Las gotas de lluvia brillaban como pequeñas estrellas en el suelo.
"¡Mamá! ¿Viste eso?" - exclamó Jorgito, señalando la brillantez del agua en el suelo.
"Parece que hoy hay un poco de magia en el aire, hijo" - respondió su mamá mientras se unía a él en el patio.
Curioso por ver más, Jorgito corrió hacia el jardín. Ahí descubrió que algo extraordinario estaba sucediendo: las plantas estaban susurrando entre sí y las flores parecían bailar al ritmo de la lluvia.
"¿Qué están diciendo?" - preguntó Jorgito intrigado.
"Nos están diciendo que la lluvia trae alegría y vida" - contestó una flor de colores vibrantes, inclinándose hacia él. "¡Únete a nosotros, Jorgito!"
Umbrales de sorpresa cruzaron la mente de Jorgito, y sin pensarlo dos veces, se unió al baile de la lluvia.
Las gotas lo rodeaban, cada una parecía contarle un secreto. "¡Sigue soñando, Jorgito!" - decía una gota que resbaló por su mejilla.
Fue en ese momento que tuvo una idea brillante. "¡Voy a crear un juego!" - pensó emocionado. Se acordó de sus amigos de la escuela, Tomás y Clara.
"¡Voy a invitarlos a jugar!" - dijo mientras salía corriendo hacia la casa para llamar a sus amigos.
Jorgito pensó que la lluvia mágica podía ayudarles a ser creativos. Con chispa en sus ojos les propuso una competencia de manualidades usando todos los elementos que la lluvia había traído: piedritas brillantes, hojas frescas y pétalos de flores.
"¡Vamos a hacer el mejor collage del mundo!" - propuso Jorgito al llegar a la casa de Tomás.
"¿Y si no puedo hacerlo?" - preguntó Tomás, un poco inseguro.
"No hay que tener miedo, solo hay que dejar volar la imaginación. ¡La lluvia nos está inspirando!" - lo animó Jorgito.
Juntos, fueron a buscar a Clara, que también estaba mirando la lluvia desde su ventana.
"¡Clara! Ven a jugar con nosotros, la lluvia está llena de magia hoy!" - gritó Jorgito.
Clara se entusiasmó al escuchar la idea y así, los tres se reunieron en el patio cubierto de aguas brillantes. Comenzaron a recolectar todos los materiales mientras le daban rienda suelta a su creatividad.
Las horas pasaron volando mientras los amigos reían, jugaban y creaban. No solo se hicieron grandes collages, también fortalecieron su amistad y aprendieron a compartir ideas.
Pero la lluvia no duró para siempre. Cuando finalmente dejaron de llegar las gotas, el sol salió, creando un hermoso arcoíris sobre el cielo despejado.
"¡Miren eso!" - gritaron todos juntos, maravillados por la belleza de la naturaleza.
"La lluvia es mágica, ¿verdad?" - comentó Clara, aún admirando el arcoíris.
"Sí, y nos mostró que juntos podemos crear cosas increíbles" - respondió Jorgito, sintiéndose feliz y lleno de energía.
Ese día, Jorgito aprendió que aunque a veces el clima puede no parecer perfecto, siempre hay algo bueno que se puede hacer. También comprendió que la creatividad y la amistad son como la lluvia y el sol: a veces es necesario un poco de cada uno para crear algo hermoso.
Desde aquel día, en el pueblo de Las Nubes había una nueva tradición: cada vez que llovía, los niños se reunían para crear juntos. Y así, Jorgito nunca olvidó aquel día mágico bajo la lluvia.
FIN.