Jorgito y su aventura en el mundo de los dinosaurios
Jorgito era un niño muy especial. Con su enorme amor por los dinosaurios, cada día lo comenzaba imaginando un mundo lleno de estas criaturas prehistóricas. Su habitación estaba decorada con figuritas, posters y libros sobre dinosaurios. '¡Los dinosaurios son los mejores!', solía gritar con alegría mientras les mostraba a sus amigos su colección.
Un día, mientras Jorgito leía un libro sobre los T-Rex, un rayo de luz brillante iluminó su habitación. De repente, comenzó a escuchar un rugido lejano, como el de un dinosaurio. Jorgito miró a su alrededor, confundido y emocionado. "¿Es un dinosaurio de verdad?", pensó.
"¡Mamá! ¡Creo que hay un dinosaurio en mi habitación!", llamó Jorgito.
Su mamá, al escuchar lo que decía, se acercó."Pero, mi amor, los dinosaurios no están aquí. Fueron hace millones de años."
Pero Jorgito no se daba por vencido. Se puso su gorra de dinosaurio, una que había tenido desde pequeño, y salió al patio en busca de aventuras. De repente, se encontró con un pequeño dinosaurio de juguete, pero algo en su interior le decía que no era solo un juguete. Este dinosaurio, que se parecía mucho a un Velociraptor, tenía ojos brillantes y parecía estar vivo. '¡Guau!', pensó Jorgito.
"Hola pequeño dino, ¿quién sos?", preguntó Jorgito emocionado.
Para su sorpresa, el dinosaurio respondió con un tono amigable."Soy Dino, un Velociraptor de verdad. He venido a llevarte a mi mundo, el mundo de los dinosaurios."
Jorgito no podía creer lo que escuchaba. Entonces Dino lo tomó de la mano y, en un instante, fueron transportados a una selva vibrante, llena de árboles, flores y, sobre todo, dinosaurios.
"¡Mirá! ¡Es un Brachiosaurus!", exclamó Jorgito, señalando a una enorme criatura que se movía lentamente por el bosque, con su cuello extendido hacia las copas de los árboles.
"Sí, son muy amigables. Pero ten cuidado, hay otros dinosaurios que son un poco más… traviesos", le advirtió Dino.
Mientras exploraban, Jorgito notó que algunos dinosaurios estaban discutiendo. Un grupo de Triceratops estaba empujando a un pequeño Estegosaurio que parecía asustado. Jorgito, con su gran corazón, no podía quedárselo callado.
"¿Por qué lo están molestando?", preguntó Jorgito mientras se acercaba con cautela.
"Porque no sabe jugar al escondite como nosotros", dijo uno de los Triceratops despectivamente.
Jorgito recordó cómo a veces sus amigos de la escuela jugaban juntos y lo ayudaban a sentirse incluido. En ese momento, tuvo una idea.
"¿Y si le enseñamos a jugar juntos? A veces también se necesita ayuda para aprender. Yo puedo ayudarlo, ¿y ustedes pueden jugar con nosotros?"
Los dinosaurios lo miraron intrigados. Era raro ver a alguien que quisiera unir a todos. Después de un momento, uno de los Triceratops, el más grande, asintió.
"Está bien, Jorgito. Vamos a intentarlo, pero solo si tú también juegas con nosotros."
Y así fue como Jorgito empezó a jugar con los dinosaurios. Con su ayuda, el pequeño Estegosaurio aprendió rápidamente las reglas del escondite, y pronto todos estaban riendo y disfrutando, incluso los Triceratops. La risa se escuchaba en toda la selva.
"¡Esto es increíble!", gritaba Jorgito, mientras corría feliz entre los dinosaurios.
Justo cuando la diversión estaba en su punto máximo, Jorgito recordó que debía regresar a casa. Pero antes de irse, Dino le dijo:
"Eres un gran amigo, Jorgito. Recuerda siempre que ayudar a otros también es una aventura."
Jorgito sonrió, sintiéndose más valiente que nunca. Gracias a su amor por los dinosaurios, había hecho nuevos amigos y aprendido el poder de la amistad. Al regresar a casa, estaba decidido a compartir su historia con todos.
Desde ese día, Jorgito siguió soñando con los dinosaurios, pero ahora también sabía que podía ser un gran amigo y ayudar a otros con su entusiasmo y amor. Al final, el mundo de los dinosaurios le había enseñado una lección invaluable: siempre hay un espacio para la amistad y la inclusión, sin importar lo diferentes que seamos.
Y así, con un corazón lleno de amor y su gorra de dinosaurio bien puesta, Jorgito continuó su aventura en el mundo real, esperando que cada día le de nuevas oportunidades para ser un buen amigo.
FIN.