José y la Cama Mágica
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo donde la gente solía contar historias por las noches, vivía un niño llamado José. José era un niño lindo, de cabello rizado y ojos brillantes, pero tenía un pequeño problema: le encantaba pelear.
Todos los días, después de la escuela, se encontraba con sus amigos en el parque. Pero, en lugar de jugar como todos, José siempre terminaba discutiendo y pelearse por cualquier cosa.
Un día, mientras caminaba por el parque, José vio algo raro en la distancia. Era una cama antigua, cubierta de flores, que parecían brillar con la luz del sol.
- ¿Qué es eso? - se preguntó.
Se acercó lentamente y, al tocar el colchón, una voz suave surgió de la cama.
- ¡Hola, José! Soy la Cama Mágica.
- ¡¿Cama Mágica? ! - exclamó José con sorpresa. - ¿Qué podés hacer?
- Puedo llevarte a lugares donde aprenderás a ser un mejor amigo, pero debes prometeme que no pelearás.
José pensó en lo divertido que sería conocer nuevos lugares y aterrizar en aventuras, así que aceptó encantado.
- ¡Prometido! - dijo con emoción.
De repente, la cama comenzó a temblar y, en un instante, José se encontró en un hermoso bosque lleno de flores gigantes y árboles que susurraban. Allí, conoció a un pequeño conejo llamado Lino.
- ¡Hola! - dijo Lino, emocionado. - ¿Venís a pelear?
- No, vine a aprender - respondió José, recordando la promesa a la cama.
- ¡Genial! Me encanta leer historias. Te puedo contar algunas, pero primero, debemos jugar un rato.
José dudó. ¡Le encantaba pelear! Pero, ¿qué tal si intentaba algo nuevo? Así que, junto a Lino, comenzaron a jugar entre los árboles, corriendo y riendo.
Después del juego, Lino llevó a José a su cueva secreta, donde tenía un montón de libros.
- ¡Mirá! Aquí hay cuentos de aventuras, de héroes y de amistad. - Lino abrió un libro colorido y comenzó a leer. - En una historia, dos amigos se pelean, pero luego descubren que pueden lograr más juntos.
José escuchó atentamente mientras Lino le contaba sobre héroes que habían tenido que superar sus diferencias para salvar un reino. Se dio cuenta de que muchas veces, las peleas le hacían perder la oportunidad de disfrutar momentos como esos.
- Yo quiero ser como esos héroes - dijo José, sintiendo una chispa en su corazón. - No necesito pelear para ser fuerte.
Lino asintió y dijo: - Exacto, la amistad y el respeto son la verdadera fuerza.
Y así, mientras los días pasaban en el bosque, José no solo aprendió about reading, but also about understanding and sharing feelings with others. Un día, la cama mágica volvió a aparecer.
- ¡José, ha llegado el momento de volver! - dijo la cama.
- ¿Puedo volver a venir? - preguntó José con anhelo.
- Siempre que leaves de pelear y sigas aprendiendo de la amistad.
Acordaron una nueva visita, y así, José regresó a su pueblo, deseando contarle a todos sobre sus aventuras y la magia de la lectura.
Pasó el tiempo y, en lugar de buscar peleas, José comenzó a invitar a sus amigos a leer juntos, a contar historias y vivir aventuras a través de los libros. y al ver que el juego se transformaba en palabras sobre papel, se sintió más feliz que nunca.
- ¡Gracias, cama mágica! - susurró, siempre recordando que la verdadera fuerza radicaba en la amistad.
Y así, el pequeño José aprendió que no hay nada más lindo que compartir risas y lecturas con los amigos, y que la verdadera aventura está en el corazón de quienes saben comprender y amar.
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FIN.