Joss y el poder de la sonrisa
Joss era una psicóloga con un gran sueño: cambiar el mundo ayudando a las personas a ser más felices. Sin embargo, su trabajo mal remunerado la mantenía en constante frustración, pues no podía dedicar todo el tiempo que deseaba a sus pacientes. Un día, mientras caminaba por el parque, se detuvo a observar a un grupo de niños jugando y riendo. Fue entonces cuando recordó el poder de la sonrisa y decidió que, aunque su trabajo no le permitiera cambiar el mundo entero, podría empezar por cambiar pequeñas realidades.
Desde ese día, Joss comenzó a organizar sesiones de juego y terapia grupal en el parque. Los niños y niñas disfrutaban sus actividades y aprendían a manejar sus emociones. Al ver la sonrisa en sus rostros, Joss sentía una profunda satisfacción. Sin embargo, el trabajo mal remunerado continuaba siendo un obstáculo.
Un día, uno de los padres de los niños agradecidos por la ayuda de Joss, le propuso un proyecto para implementar sus actividades en una escuela. Aunque al principio dudaba por la falta de recursos, Joss encontró el apoyo de algunas personas que admiraban su labor, y logró llevar a cabo el proyecto. La noticia se esparció rápidamente y pronto había más escuelas solicitando su programa. Joss había encontrado una manera de impactar en más vidas.
Poco a poco, su trabajo fue valorado y remunerado como se merecía, y Joss pudo dedicar todo su tiempo a su pasión. Supo que no era necesario cambiar el mundo entero de una sola vez, sino que con pequeños actos podía hacer una gran diferencia. La sonrisa volvió a su rostro, y supo que, aunque el camino fuera difícil, su esfuerzo valía la pena.
FIN.