Juan el Solidario


Juan era un niño muy especial. Siempre se preocupaba por los demás y trataba de ayudar en todo lo que podía.

Vivía en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza y todos los días iba a la escuela en bus. Un día, Juan notó que algunas personas mayores tenían dificultades para subir al bus debido a las escaleras altas.

Esto le preocupó mucho, ya que él sabía lo importante que era para ellos llegar a sus destinos sin problemas. Así que decidió hacer algo al respecto.

Al día siguiente, antes de subir al bus, Juan habló con el conductor y le propuso una idea: colocar una rampa en la puerta delantera para facilitar el acceso de las personas mayores o con discapacidad. El conductor pensó que era una excelente idea y se comprometió a buscar una solución. Pasaron unos días y finalmente llegó el gran día.

Cuando Juan subió al bus esa mañana, se dio cuenta de que su propuesta había sido llevada a cabo. ¡Había una rampa instalada en la puerta! Juan estaba emocionado y orgulloso de haber logrado hacer algo bueno por su comunidad.

Durante ese viaje en bus, Juan observó cómo las personas mayores podían ingresar sin ningún problema gracias a la nueva rampa. Se sintió feliz al ver sus sonrisas y saber que había hecho posible eso.

A medida que pasaban los días, más personas comenzaron a utilizar el bus gracias a la accesibilidad proporcionada por la rampa. Pero Juan no se conformaba solo con eso; quería hacer aún más por su comunidad.

Un día, mientras esperaba el autobús después de clases, vio a algunos niños pequeños corriendo detrás del vehículo, tratando de alcanzarlo antes de que se fuera. Esto le preocupó mucho, ya que era peligroso y podían lastimarse. Entonces, Juan tuvo otra idea brillante.

Se acercó al conductor y le sugirió instalar una parada especial para los niños pequeños cerca de la escuela. De esta manera, podrían abordar el bus de manera segura y sin tener que correr detrás de él.

El conductor estuvo de acuerdo con la propuesta y pronto se instaló una nueva parada para los niños cerca de la escuela. Juan estaba emocionado al ver cómo los niños esperaban pacientemente en su nueva parada y subían al bus sin ningún problema.

La noticia sobre las ideas solidarias de Juan se extendió rápidamente por Villa Esperanza. La gente comenzó a llamarlo "Juan el Solidario". Todos estaban impresionados por su dedicación y deseo de ayudar a los demás.

Un día, mientras viajaba en el bus después del colegio, un niño nuevo llamado Mateo subió a bordo. Parecía triste y solitario. Juan decidió acercarse a él y preguntarle si necesitaba ayuda o alguien con quien hablar. "Hola, ¿estás bien?" -preguntó Juan amablemente. "Sí... supongo.

" -respondió Mateo con timidez. "Si necesitas algo o quieres hablar, estoy aquí para ti" -dijo Juan con una sonrisa reconfortante. A partir de ese día, Juan se convirtió en el amigo más cercano de Mateo.

Juntos disfrutaron del viaje en bus todos los días compartiendo risas e historias divertidas. Mateo dejó de sentirse solo y encontró un verdadero amigo en Juan. La historia de Juan se convirtió en un ejemplo para todos en Villa Esperanza.

Su solidaridad y amabilidad inspiraron a otros a hacer el bien también. Poco a poco, la comunidad se volvió más solidaria y colaborativa. Juan demostró que no importa cuán pequeños seamos, siempre podemos marcar la diferencia si nos preocupamos por los demás.

Su viaje diario en bus se convirtió en una aventura llena de bondad y amistad, recordándonos que el mundo puede ser un lugar mejor si todos nos apoyamos mutuamente.

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