Juan, el Zombi Amigo
Había una vez un niño llamado Pedro, que tenía un amigo muy especial llamado Juan. Durante 13 años, ellos habían sido inseparables y compartían muchas aventuras juntos.
Pero un día, algo extraño sucedió: Juan se convirtió en un zombi. Pedro estaba muy asustado al ver a su amigo tan diferente. Su piel era pálida y desgarrada, sus ojos estaban rojos y sin vida, y caminaba de forma torpe y lenta.
Aunque Juan parecía haber perdido parte de su humanidad, Pedro sabía que en el fondo seguía siendo su querido amigo. Un día, mientras observaba a Juan desde lejos, Pedro notó algo curioso. Apenas el sol se había ido, Juan se volvía más animado y activo.
Parecía vivir en otra realidad durante la noche. Intrigado por esto, Pedro decidió acercarse a él para averiguar qué estaba pasando. —"Juan" , dijo Pedro tímidamente mientras se acercaba al zombi.
"¿Qué te ha pasado? No te reconocí cuando nos encontramos. "Juan miró a Pedro con sus ojos vacíos pero llenos de tristeza. "Pedro... Me convertí en un zombi hace algún tiempo. No puedo evitarlo. Pero aún así quiero seguir siendo tu amigo.
"Pedro sintió compasión por su amigo y decidió ayudarlo. "Claro que sí, Juan. Eres mi amigo y siempre lo serás. "Así comenzaron una nueva etapa en la amistad de Pedro y Juan como amigos inusuales pero inseparables.
Juntos exploraron el mundo de los zombis durante las noches, descubriendo que existían muchos otros como Juan. Pedro se dio cuenta de que los zombis no eran tan aterradores como parecían, solo eran diferentes.
Un día, mientras investigaban en un viejo libro de hechizos, Pedro encontró un conjuro mágico que prometía devolver la humanidad a los zombis. Emocionado por la posibilidad de ayudar a su amigo, Pedro decidió probarlo. "Juan, tengo una idea", dijo Pedro emocionado.
"Encontré un conjuro mágico que podría devolverte tu humanidad. ¿Te gustaría intentarlo?"Juan dudó por un momento pero luego asintió con entusiasmo. "Sí, Pedro. Estoy dispuesto a intentarlo.
"Pedro pronunció las palabras del conjuro y algo increíble sucedió: el cuerpo de Juan comenzó a cambiar lentamente. Su piel volvió a ser rosada y sana, sus ojos recuperaron su brillo y vitalidad, y empezó a moverse con agilidad nuevamente. "¡Lo logramos! ¡Eres humano otra vez!", exclamó Pedro emocionado.
Juan le dio un abrazo fuerte a su amigo. "Gracias por creer en mí y nunca abandonarme. Eres el mejor amigo que alguien podría tener. "Pedro sonrió felizmente. "Y tú también lo eres para mí, Juan.
"Desde ese día en adelante, Pedro y Juan siguieron siendo amigos inseparables. Aprendieron juntos la importancia de aceptar las diferencias de los demás y valorar la verdadera amistad más allá de las apariencias físicas.
Y así termina nuestra historia sobre Pedro y Juan, un niño y su amigo zombi que demostraron que la amistad puede superar cualquier obstáculo. Recuerda siempre valorar a tus amigos por lo que son en su interior y nunca juzgarlos por su apariencia exterior.
FIN.