Juan y el Bosque de los Secretos
Una oscura noche de tormenta, Juan decidió dar un paseo por el bosque que tanto le gustaba. La lluvia caía con fuerza y los relámpagos iluminaban los árboles. Mientras caminaba, escuchó un murmullo extraño que lo hizo detenerse.
"¿Qué será eso?" se preguntó, acercándose con cautela. A medida que se acercaba, vio un grupo de personas con túnicas oscuras reunidas alrededor de un gran fuego. Aterrorizado, pensó en regresar, pero su curiosidad lo empujó a mirar más de cerca.
"-¡Miren, un intruso!" gritó uno de los miembros de la reunión. Juan se dio cuenta de que lo habían visto.
"-Yo... solo estoy pasando. No quiero problemas!" suplicó Juan, comenzando a retroceder lentamente.
"-No te escapas tan fácil, amigo!" dijo otro con una voz burlona.
Juan se dio la vuelta y comenzó a correr. Oía los pasos de la secta tras él, riendo y gritando. En su carrera, Juan se precipitó por un sendero que lo llevó a una parte más densa del bosque.
Mientras corría, vio un claro iluminado por la luna, y allí encontró un viejo árbol con un boca rojo y dorado.
"-¡Qué raro!" murmuró, parado frente al árbol. Al tocarlo, el árbol comenzó a hablar:
"-Juan, no temas. Si vuelves a enfrentarte a esos que te persiguen, puedes encontrar la manera de convertir tu miedo en valor."
"-¿Cómo puedo hacer eso?" preguntó Juan, sintiéndose un poco más tranquilo.
"-Recuerda, la bravura no significa no sentir miedo, sino seguir adelante a pesar de él. Tómate un momento para respirar y piensa en lo que más valoras."
Siguiendo el consejo del árbol, Juan cerró los ojos y pensó en su familia, sus amigos y en cómo siempre había tratado de hacer lo correcto. Una decisión creció dentro de él.
"-Debo enfrentar mis miedos y encontrar la manera de ayudar a esos que se han perdido en la oscuridad."
Con renovada determinación, se dio vuelta y regresó al camino, preparado para hablar con los que lo perseguían. Cuando llegó al grupo, todos lo miraban con sorpresa.
"-Escuchen!" exclamó Juan con voz firme. "¡Entiendo que a veces la vida puede ser confusa y aterradora, pero no hay necesidad de vivir en la oscuridad! ¿Por qué no nos sentamos a hablar? ¿Puedo ayudarles?"
Los miembros de la secta se miraron entre sí, confundidos. Uno de ellos, una mujer de cabello rizado dijo:
"-Nunca nadie nos ha hablado así. Siempre hemos estado a la sombra. ¿Qué quieres decir con 'ayudar'?"
"-Podemos encontrar juntos un camino mejor, uno que nos lleve hacia la luz! Lo que parecen buscar no se encuentra en la oscuridad, sino en la amistad y la comunidad. ¿Qué tal si trabajamos juntos para ser mejores?"
Los atemorizados miembros comenzaron a hablar entre ellos y lentamente, algunas sonrisas aparecieron entre ellos. La mujer de cabello rizado finalmente dijo:
"-Tal vez deberíamos intentarlo. Siempre hemos tenido miedo de salir del bosque. Gracias, Juan, por mostrarnos otra forma."
Así nació un nuevo grupo que decidió dejar atrás los secretos oscuros y comenzar a hacer cosas buenas en el bosque: ayudaron a los animales, plantaron árboles y contaron historias a los niños del pueblo, enseñándoles que siempre se puede encontrar luz incluso en los momentos más oscuros.
Juan se convirtió en un amigo y guía para ellos, y siempre recordará cómo un pequeño acto de valentía puede cambiar el rumbo de una vida. Y así, el bosque que una vez fue tenebroso se iluminó con risas y esperanza, llenando los corazones de todos con valor y amistad.
Y colorín, colorado, este cuento ha terminado.
FIN.